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sábado, 11 de abril de 2009

La danza de los lagartos de colores



Imagen: Jo Mur (Flickr)


Entre las rocas de las Cataratas Augrabies, en Sudáfrica, existe un lugar donde los lagartos de colores toman el sol. Apostados entre nubes de vapor de agua, decenas de estas pequeñas criaturas descienden por los cañones en busca de alimento y saltan para atrapar a sus presas. Cuando están en plena cacería, el espectáculo parece salido de un sueño:



Lagartos planos cazando, Planeta Tierra (Youtube, 2:40 min)


El vídeo pertenece al capítulo "Desiertos", de la serie Planeta Tierra. En el canal de la BBC podéis ver el vídeo en alta calidad con la naracción original de sir David Attenborough.


Fuente : FG

viernes, 10 de abril de 2009

RAYOS X

Rayos X



Publicado el 8 de Abril de 2009 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 6 minutos y 18 segundos
Este artículo se ha visitado: 1,744 veces

El primer día de enero de 1896 un físico alemán llamado Wilhelm Röntgen envió a sus colegas de toda Europa detalles de una asombrosa observación. Para demostrar su argumento incluyó una fotografía en la que podía verse una imagen de algo parecido a los huesos de su mano con la carne apenas discernible como un tenue halo y con la sombra de un anillo.


Y todo lo había descubierto de forma accidental en un laboratorio de la Universidad de Würzburg. Un par de meses atrás, nuestro personaje había notado una extraña fluorescencia en una pantalla, un brillo en una pantalla fosforescente cerca de un tubo de descarga eléctrico en su laboratorio. Advirtió que el fenómeno estaba relacionado con la producción de rayos catódicos que estaba produciendo en aquel tubo que tenía en otra mesa del laboratorio, sin conexión aparente con la pantalla que se había vuelto fluorescente.


Era así incluso si envolvía el tubo de rayos catódicos con gruesos y opacos materiales. Comenzó entonces una actividad febril, durante dos meses, para caracterizar bien las propiedades de la nueva radiación. Al poner la mano entre el tubo y la pantalla vio la imagen de los huesos de su mano. Resulta que, sin saberlo, los físicos habían estado generando rayos X durante años sin saberlo. Estos experimentos incluyeron las primeras radiografías de la historia, como la mano de su esposa (tras una exposición de 15 minutos):


Primera radiografía de la historia


También radiografió las manos de un colega. Sólo cuando tuvo resultados concretos y maduros los comunicó a la Sociedad Físico-Médica de su universidad. Esto le trajo enemigos; por ejemplo, Silvanus Thompson se quejó de que había dejado muy poco para que los demás contribuyeran a la expansión del campo.


En Alemania, el 4 de enero de 1896 Emil Warburg mostró algunas de las fotografías tomadas por Röntgen en una reunión de la Sociedad Física de Berlín. Al día siguiente, la agencia de noticias Wiener Presse transmitía la historia del descubrimiento y un día más tarde la noticia circulaba por todo el mundo. Se acercaban las nubes de la guerra pero el London Daily Chronicle decía: Los rumores de una alarma de guerra no deben distraer la atención del maravilloso triunfo de la ciencia que acaba de comunicarse en Viena. Se anuncia que el profesor Röntgen de la Universidad de Würzburg ha descubierto una luz que, al efectuar una fotografía, atraviesa la carne, el vestido y otras sustancias orgánicas.


Los médicos vieron inmediatamente su aplicación. En palabras del propio Röntgen:


Se puede imaginar el interés que suscitó en el mundo científico el descubrimiento y la sensación que creó en todas partes; pocos fueron los laboratorios en los que no se intentó en seguida repetir el experimento… Casi inmediatamente, la posibilidad de aplicaciones prácticas atrajo al público y muy especialmente a la profesión médica. Estaba claro que se tenía un método de gran utilidad para el diagnóstico de fracturas complicadas, o para localizar cuerpos extraños en el cuerpo. Para mí, esto tuvo una consecuencia desafortunada. Mi laboratorio se vio inundado por médicos que traían a sus pacientes, de los que se sospechaba que tenían agujas en distintas partes de sus cuerpos, y durante una semana tuve que emplear la mayor parte de tres mañanas en localizar una aguja en el pie de una bailarina de ballet.


Hasta el propio Kaiser Guillermo II le solicitó una demostración en la Corte.


Los rayos X de Röntgen, en principio, no parecían rayos. Si lo fueran deberían presentar polarización, interferencias, difracción, etc.; una serie de fenómenos que por la época no se detectaban. Volvamos a dejar que sea Röntgen quien nos lo explique:


He observado, y en parte fotografiado, muchas imágenes de sombras de este tipo [sombras de los cuerpos que se colocan entre el aparato y la pantalla fluorescente], cuya producción tiene un encanto especial. Poseo, por ejemplo, fotografías de la sombra… de los huesos de la mano;… de un conjunto de pesas encerrados en una caja… He intentado de muchas maneras detectar fenómenos de interferencia de los rayos X, pero, desgraciadamente, sin éxito, acaso solamente debido a su débil intensidad…; tampoco puede ser polarizada por ninguno de los métodos ordinarios.


Cuando se extendió la noticia, los laboratorios de todo el mundo empezaron a hacer experimentos y entonces sí quedó establecido que eran una especie de radiación electromagnética de longitud de onda más corta que la luz visible y la ultravioleta.


En Barcelona, un grupo de profesores de universidad, médicos y fotógrafos intentó reproducir los experimentos y para obtener una fotografía de muy baja calidad de una mano la tuvieron que someter a una exposición de 50 minutos.


¿Y cómo dimos la bienvenida al gran descubrimiento en nuestro país? Bueno, ya se sabe que abunda la picaresca. Hubo épocas en que el mejor banco era uno mismo (hablo en pasado pero cruzo los dedos). Las personas llevaban el dinero en monedas guardado en los refajos que formaban parte del vestuario rural de las gentes. Eran grandes monedas de “duro”, algunas todavía de plata. Lo llevaban siempre aunque el desplazamiento fuese tan sólo de escasos kilómetros que separaban un pueblo de otro.


Hubo cierto médico que conocía bien estas costumbres y las supo aprovechar. Al paciente que entraba en su consulta le sugería la conveniencia de someterlo a una exploración con el flamante aparato de rayos X.


— Y eso ¿cuánto me va a costar? —preguntaban siempre el hombre o la mujer, recelosos de cualquier gasto superfluo, y temerosos de que aquella “extravagancia” les alterara la economía.


— Bueno —respondía el médico—, eso ya se lo diré luego; depende de lo que vea por la pantalla.


Y no mentía en absoluto. Al enfermo le hacía pasar a la sala de rayos X indicándole cómo debía colocarse y siempre con la advertencia:


— No hace falta que se quite usted la ropa. Estos aparatos modernos pueden ver a través de la tela.


Y claro que veía… las monedas que él o ella guardaban en el refajo y hacía un rápido recuento. Al cabo de unos momentos daba por finalizada la exploración.


— ¿Qué tengo, doctor? —el paciente escrutaba anhelante los ojos del médico.


— Pues afortunadamente nada de qué preocuparse. Son treinta duros.


U otra cantidad ajustada a lo que ocultaba a simple vista, pero no a los rayos X, el refajo. Y el paciente, con más o menos gesto de dolor del alma que no físico, sacaba los cuartos y los ponía sobre la mesa del médico. En una ocasión aplicó el procedimiento a un hombre que tras abonarle la tarifa del caso demostró socarronamente que había captado el truco.


—Buena vista tiene usted, doctor. Cuarenta duros traía y cuarenta me ha sacado.


Sabemos, no obstante que hoy día esto no sucede. Al menos, en lo que a exploración por rayos X se refiere. En fin, continuemos con hechos de mayor honra.


La noticia también llegó a Francia y el 20 de enero de 1896 la Académie des Sciences dedicó su reunión a estudiar el tema. Uno de los que estaba en aquella reunión era un tal Antoine Henri Becquerel, catedrático de física en el Musée d’Historie Naturalle de París. Dicha cátedra la había ocupado antes su padre y antes que él, su abuelo. Era un experto en fluorescencia. Al fin y al cabo, la había estudiado toda su familia. Mirando de profundizar más en el tema llegó a dar con otro descubrimiento al que apenas prestaron atención hasta que apareció una polaca llamada Marie Sklodowska, posteriormente conocida como Madame Curie. Obviamente, me refiero al descubrimiento de la radiactividad, pero podemos dejarlo para otra historia.


Röntgen aceptó la cátedra de física en la Universidad de Munich en 1900 así como distinciones científicas como la Medalla Rumford de la Royal Society de Londres y también el grado honorario de Doctor en Medicina que le confirió su Universidad de Würzburg.


Pero murió al borde de la bancarrota, como suelen hacerlo muchos benefactores de la humanidad. Y es que rechazó patentar su descubrimiento gracias a lo cual todo el mundo pudo beneficiarse de los rayos X. También rechazó el título honorario de pasar a llamarse von Röntgen, que le habría valido su entrada a la nobleza alemana. También había donado el dinero de su Premio Nobel de 1901 a su querida Universidad de Würzburg.


Así que recordad cuando os hagan una radiografía que el científico que está detrás de todo ello fue una persona excepcionalmente generosa.


Fuentes:

“Incertidumbre”, David Lindley

“El poder de la ciencia”, José Manuel Sánchez Ron

“Marie Curie y su tiempo”, José Manuel Sánchez Ron

“El canon científico”, José Manuel Sánchez Ron

“De Arquímedes a Einstein”, Manuel Lozano Leyva

“Anecdotario médico”, Ignacio Arana

http://www.profisica.cl/personajedelmes/biografias.php?id=21
http://eltamiz.com/2008/10/28/premios-nobel-fisica-1901-wilhelm-rontgen/


La fotografía está sacada de este último enlace.

Fuente: HC

miércoles, 8 de abril de 2009

IDENTIFICADOS LOS CIIRCUITOS NEURONALES QUE DISTINGUEN LA REALIDAD DE LA FICCIÓN

Yaiza Martínez


La relevancia que los demás tienen para nosotros, uno de los factores clave de la distinción.


Un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto Max Planck de Alemania ha revelado que dos áreas concretas del cerebro, la corteza prefrontal media y la corteza cingulada posterior, se activan con más potencia ante alguien relevante para nosotros que ante un personaje famoso, y más ante este último que ante un personaje de ficción, como Cenicienta. Es decir, que existe una relación entre lo que el cerebro percibe como más o menos real y la importancia que tiene para nosotros lo que observamos. Este hallazgo, además de respuesta, produce nuevas preguntas, cómo qué definimos entonces por lo “real”.



Cenicienta es percibida por el cerebro con menos intensidad que una persona de la familia.

Los científicos Anna Abraham e Yves von Cramon, del Instituto Max Planck de Alemania han conseguido identificar en el cerebro humano los circuitos neuronales que nos hacen distinguir la realidad de la ficción.


Según se explica en la revista Physorg, las investigaciones realizadas por Abraham y Cramon apuntan a que somos capaces de distinguir entre personas reales, como George Bush, y personajes de ficción, como Cenicienta, en parte gracias al grado de relevancia que damos a uno u otro.



Distinguir fantasía de realidad


La mayoría de la gente puede diferenciar de forma inmediata la realidad de la fantasía. Por ejemplo, sabemos que los personajes de las películas son ficticios, mientras comprendemos que los personajes históricos existieron alguna vez, aunque jamás los hayamos visto.


Por muy obvia que nos parezca la distinción, hasta ahora se sabía muy poco de los mecanismos cerebrales responsables de esta capacidad humana que, tal y como explican los científicos en un artículo aparecido en la revista PLOSone, tenemos desde muy pronto. De hecho, a los cinco años de edad, los niños ya poseen una intrincada comprensión de la diferencia entre ficción y realidad.


Recientemente, explican los investigadores, el primer estudio con neuroimágenes sobre este tema reveló que la mera exposición a contextos en los que había implicadas entidades reales, comparada con la exposición a contextos con personajes ficticios, propiciaba la activación de determinadas regiones del cerebro, concretamente, la corteza prefrontal media y la corteza cingulada posterior.


Ya se sabía, además, que estas dos áreas del cerebro están implicadas en la recuperación de recuerdos autobiográficos y en el pensamiento auto-referencial, por lo que Abraham y Cramon lanzaron la hipótesis de que las entidades reales podrían ser codificadas conceptualmente como más personalmente revelantes para el observador, que los personajes de ficción.




Grados de relevancia personal


Para probar su hipótesis de que la relevancia personal es un factor clave en la diferenciación entre realidad y fantasía, los científicos reunieron a 19 voluntarios (10 mujeres y 9 hombres de 25 años de edad media) a los que se les pidió en primer lugar que hicieran una lista de nombres de sus familiares y amigos más cercanos, y también que leyeran una lista de personas famosas o de personajes de ficción, para confirmar que los conocían a todos.


Posteriormente, durante los experimentos, los participantes vieron los nombres de sus familiares y amigos (relevancia personal alta para ellos), de las personas famosas que conocían (relevancia personal media) o de personajes de ficción (relevancia personal baja). Los voluntarios fueron contestando, al mismo tiempo, a algunas preguntas, como si era posible para alguien hablar con las personas o los personajes presentados (las interacciones entre la gente real y los personajes de ficción fueron considerados imposibles).


Mientras tanto, su actividad cerebral fue registrada con la tecnología de exploración magnética funcional (fMRI), que consiste en un escáner que mide la respuesta hemodinámica (de los flujos de sangre del cerebro), relacionada con la actividad neuronal.


Con esta tecnología, se pudo comparar la respuesta del cerebro en el procesamiento de la información acerca de los personajes reales y los de ficción. Sus resultados, según declaraciones de Abraham en Physorg, “nos han permitido acercarnos un poco más a la comprensión de cómo nos percatamos de la “autenticidad” de nuestras percepciones”.


Tal y como habían predicho los científicos, estos resultados demostraron que cuando los participantes respondían cuestiones sobre sus amigos o sus familiares, se producía una activación más potente en las áreas del cerebro antes mencionadas - la corteza prefrontal media y la corteza cingulada posterior-, en comparación con la activación que se producía cuando se les preguntaba por personajes ficticios o famosos.


Reacciones cerebrales ante personajes conocidos. PLoS.

Distinción flexible


Según apunta Abraham, aunque ha quedado claro gracias a esta investigación que la relevancia personal de los individuos que observamos determina el grado de activación de nuestros cerebros en determinadas áreas, y que esto tiene una relación con nuestra capacidad de distinguir la ficción de la realidad, de estos resultados también surgen nuevas preguntas.


Por ejemplo, cómo puede ser que me parezca menos real George Bush que mi madre? Se supone que ambos tienen una existencia objetiva, ¿se debe esta diferenciación sólo a que nunca he interactuado con él? ¿Será porque conozco menos de él que de mi madre? ¿Cómo puedo saber entonces que George Bush es más real que Cenicienta?


Es decir, que a pesar de que gracias a este descubrimiento entendemos que uno de los factores de nuestra percepción de la realidad viene modulado por la relevancia que personalmente tienen para cada individuo las personas que lo rodean, también nos enfrentamos a la cuestión sobre qué definimos como realidad.


Por otro lado, los investigadores señalan que la relevancia personal no siempre está relacionada con lo que es real, dado que hay personas que experimentan este tipo de relevancia en ciertos ámbitos ficticios, como los jugadores compulsivos de videojuegos.


Así, para un jugador crónico, un personaje de ficción de uno de sus videojuegos puede activar con más fuerza su corteza prefrontal media y su corteza cingulada posterior que una persona real con la que tenga una baja implicación emocional.


Según Abraham, por eso aún queda mucho trabajo por hacer para determinar toda la complejidad de estas conexiones y para establecer, por ejemplo, hasta qué punto la distinción entre realidad y ficción es flexible.


Fuente : Tendencias 21


CREAN UNA BATERIA DE ION LITIO CON VIRUS GENETICAMENTE MODIFICADOS

Yaiza Martínez


Un equipo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) han conseguido utilizar virus genéticamente diseñados, mediante ingeniería genética, para fabricar los extremos positivos y negativos de una batería de ión de litio.


Estas baterías son dispositivos de almacenamiento de energía eléctrica, recargables, y se usan desde los años 90 del siglo pasado en teléfonos celulares, agendas electrónicas, computadores portátiles o reproductores de música.


bateria-virica

Según explica el MIT en un comunicado, la nueva batería “vírica” podría alcanzar una capacidad y un rendimiento energéticos similares a los de las actuales baterías recargables de los vehículos eléctricos híbridos (automóviles cuya energía eléctrica proviene de baterías y, alternativamente, de un motor de combustión interna que mueve un generador).


Angela Belcher, directora del proyecto de desarrollo del dispositivo, afirma, además, que esta batería “podría usarse en toda una gama de dispositivos electrónicos personales”.


Una solución ecológica

El nuevo dispositivo requiere de un proceso de fabricación barato y ecológico, afirman sus creadores: la síntesis se produce a temperatura ambiente o inferior, y no se necesitan disolventes orgánicos nocivos. Los materiales del interior de la batería, por otro lado, no son tóxicos.


¿Pero cómo se fabrica? Según explican los científicos en un artículo aparecido al respecto en Science, para el desarrollo de esta batería se aplicó la estrategia de adherir a los virus materiales electroquímicamente activos, para que éstos formaran redes alrededor de nanotubos de carbono (estructuras tubulares cuyo diámetro es del orden del nanómetro), gracias al reconocimiento biológico molecular.


En otras palabras, en una batería de ión de litio tradicional, los iones de litio fluyen entre el ánodo negativamente cargado —normalmente de grafito— y el cátodo de carga positiva —normalmente de óxido de cobalto de fosfato de hierro—, y en la nueva batería ánodo y cátodo estarían compuestos por virus genéticamente modificados.


Fabricación costosa


Lograr la fabricación de ambos polos de la batería ha llevado bastante tiempo. Hace tres años, Belcher y sus colaboradores consiguieron diseñar genéticamente unos virus que podían “construir” un ánodo recubriéndose a sí mismos de óxido de cobalto y oro y, después, auto-ensamblándose los unos con los otros para formar un nanowire o nanohilo (un “alambre” con el diámetro de un nanómetro).


Más recientemente, el equipo de investigadores se centró en crear el cátodo que completaría al ánodo anterior. Según los científicos, los cátodos son más difíciles de fabricar que los ánodos porque deben ser mejores conductores y más rápidos, pero la mayoría de los materiales que pueden utilizarse para hacerlos son altamente aislantes o no-conductores.


Para salvar este obstáculo, los investigadores crearon, en primer lugar, virus genéticamente modificados que se recubren a sí mismos con fosfato de hierro, y que después se acoplan a nanotubos de carbono, creando así una red de un material que es muy buen conductor. A través de esta red viajan los electrones, transfiriendo energía en un brevísimo periodo de tiempo.


Los virus utilizados en este caso fueron bacteriófagos comunes, es decir, virus que infectan a las bacterias pero que son inofensivos para los humanos.



Futura comercialización


En las pruebas de laboratorio realizadas con estas novedosas soluciones, se demostró que las baterías “víricas” pueden ser cargadas y descargadas al menos 100 veces sin que pierdan capacidad de almacenamiento eléctrico, pero los científicos esperan conseguir aumentar mucho más esta cantidad de veces de recarga, aún inferior a la de las baterías de ión de litio tradicionales.


El prototipo actual está empaquetado de la misma forma que una batería típica, pero la tecnología permite fabricar baterías de ensamblaje muy ligero, flexible y adaptable, que pueden tomar la forma de cualquier contenedor.


Ahora que los investigadores ya han demostrado que pueden fabricar baterías de virus a nanoescala, intentarán formar mejores baterías usando materiales con mayor voltaje y capacidad, como el fosfato de manganeso o el fosfato de níquel. Cuando la próxima generación esté lista, la tecnología pasará a la producción comercial, afirmó Belcher.


Fuente: Tendencias 21


miércoles, 21 de enero de 2009

EVOLUCION POST DARWIN

Hay evolución más allá de Darwin



  • Algunos científicos plantean alternativas al modelo neodarwinista


Por MARÍA SÁNCHEZ DÍEZ (SOITU.ES)
Actualizado 21-01-2009 20:14 CET

"Nada tiene sentido en biologia excepto a la luz de la evolución". Esta frase, pronunciada por el biólogo ruso Teodosius Dobzhansky, se ha convertido ya en un clásico. Si hay un nombre de un científico que va a sonar este año con más fuerza que de costumbre es el del hombre que propició máximas como ésta, Charles Darwin. La celebración del 200 aniversario del nacimiento del naturalista y el 150 desde la publicación de 'El origen de las especies' ha desatado la euforia conmemorativa en torno al creador de la teoría biológica moderna.



En estos 150 años desde aquel 24 de noviembre de 1859 en que Darwin publicara su polémica obra, la consideración de la teoría evolucionista ha pasado por todo tipo de etapas: desde el rechazo absoluto que generó en su origen en la profundamente religiosa sociedad decimonónica hasta el actual envite de las teorías creacionistas y el diseño inteligente, que presuponen que la diversidad biológica no puede ser fruto del azar, sino la obra de un creador superior. Lo que es innegable es que las ideas de Darwin revolucionaron el conocimiento acerca del mundo y de la trayectoria de las especies a lo largo del tiempo y se convirtieron en el paradigma científico que guía la biología.


Su significado es tal que todavía hoy siguen protagonizando encarnizados debates. Más allá de las creencias religiosas que salpican la ciencia confundiéndose con ella, ciertas voces plantean que la biología y la evolución van más allá de la obra del naturalista inglés. A la luz de los descubrimientos que se han hecho en las últimas décadas, ¿ha llegado el momento de considerar que existen alternativas al modelo aceptado unánimemente por la comunidad científica?


"Poner en duda la evolución como la plantea Darwin o el neodarwinismo no es poner en duda la evolución, no se deben confundir las cosas", advierte Diego Rasskin, jefe del departamento de Biología teórica del Instituto de Biodiversidad y Biología evolutiva de la Universidad de Valencia. O sea, que cuestionar su vigencia no significa ser creacionista.


Máximo Sandín, biólogo profesor de evolución de la Universidad Autónoma de Madrid, se muestra más tajante que Rasskin. En su caso, pone en duda la validez de la selección natural como razonamiento base de cualquier teoría evolutiva. Su postura es bastante conocida en el mundo de la evolución de nuestro país por la radicalidad. En opinión de este profesor, el darwinismo se ha convertido en una especie de "creencia" que tapa cualquier otro tipo de explicación. "Los datos demuestran que las cosas son mucho más complejas de lo que se pensaba", explica Sandín. "Se está valorando una teoría que explica todo con la competencia y el azar y hay otras muchos factores", critica este biólogo que piensa que sobre la figura de Darwin planea un exceso de "veneración".


"Se está valorando una teoría que explica todo con la competencia y el azar y hay otras muchos factores"


Una muestra de la polémica en torno a este tema lo protagoniza el propio Sandín con paleofreak, uno de los biólogos que escribe para soitu.es y autor del blog sobre evolución El Paleofreak. En la página de discusión de Wikipedia sobre el artículo 'Evolución biológica' ambos polemizan sobre la validez actual del neodarwinismo. Nuestro usuario lo tiene claro: todas las corrientes que explican de otro modo la evolución sólo son críticas con algunos de los puntos débiles que más interrogantes deja sin despejar. "Pero ninguna de ellas ha conseguido crear una teoría equiparable que le llegue a los talones a la teoría sintética [nombre que recibe el neodarwinismo]", indica Paleofreak.


Según Rasskin, la idea básica de la teoría general de Darwin se mantiene: en el ambiente hay una presión selectiva que tiene como efecto que sean los individuos mejor adaptados los que sobrevivan. La consecuencia de este mecanismo es un cambio a largo plazo en las poblaciones. Pero hay "detalles" en torno a los cómos que ya no pueden explicarse con los presupuestos del neodarwinismo. Estos flecos sueltos se agrupan en torno a tres ejes diferentes:


  • El problema de las innovaciones: La teoría darwinista explica cómo cambian los caracteres de las especies a lo largo de la evolución, pero no resuelve cómo surgen estás innovaciones. Esta cuestión continúa planteando grandes enigmas que ni el darwinismo ni el neodarwinismo han descifrado por el momento.
  • El problema de la aleatoriedad: La base de la teoría neodarwinista es que el material genético cambia aleatoriamente (mediante mutaciones) y que la selección natural hace el resto del trabajo, escogiendo a los individuos más aptos para sobrevivir. Esta explicación excluye mecanismos de herencia que no sean genéticos. Es el caso de la epigénesis, un proceso de desarrollo por el que los individuos se adaptan a su entorno y experimentan cambios en los genes que pueden ser transmitidos a sus descendientes. La idea de que el desarrollo del organismo determina el cambio evolutivo en gran medida es una de las bases que propugna la biología evolutiva del desarrollo (más conocida como evo-devo).
  • El problema del 'tempo': o sea, si el cambio evolutivo es continuo y paulatino, como plantea el neodarwinismo, o si se da a saltos. En este sentido, la teoría del equilibrio puntuado, propuesta por Niles Eldredge y Stephen Jay Gould a principios de los 70, pone en duda que las transformaciones sean poco a poco. Plantea que las especies, tal y como indican los registros fósiles, tienen periodos de estabilidad y otros en los que experimentan cambios abruptos.

Darwin, calumniado en su época.


Estas fisuras en la teoría dejan que se cuelen otras explicaciones más "marginales", como las denomina Rasskin. Además de la evo-devo o el equilibrio puntuado, es el caso del 'neolamarckismo', una corriente "en auge" gracias a recientes descubrimientos acerca de la posibilidad de que la experiencia pueda ser recogida por el genoma y transferida a las generaciones futuras. Estas ideas hunden sus planteamientos en el trabajo del francés Jean-Baptiste Lamarck, cuyo ejemplo paradigmático es la explicación acerca de la evolución de los cuellos de las jirafas a partir de un progresivo estiramiento de éste, un ejemplo explotado y denostado en los libros de texto. No obstante, las ideas de Lamarck tal vez no sean tan errónas como se ha pensado, según Rasskin. "Si una generación está expuesta a una determinada presión selectiva esta influencia externa puede marcar el ADN de tal manera que esta 'huella' pase a generaciones futuras", explica.


Otro de los planteamientos más famosos que ponen en tela de juicio el neodarwinismo son los de la malograda bióloga estadounidense Lynn Margulis. Margulis considera que la incorporación de bacterias de vida libre es el principal motor de la evolución en una teoría que concede gran parte del protagonismo a los propios seres vivos y la cooperación entre ellos. Los organismos, el ambiente, las interacciones moleculares, los cambios en el entorno y los virus se convierten en nuevos e importantes actores del proceso evolutivo en todas estas explicaciones alternativas. En definitiva: "Hay una multiplicidad de causas y efectos y, con los conocimientos que tenemos, no es posible primar unos sobre otros", sintetiza Rasskin.


Este biólogo, por su parte, opina que el darwinismo ha proporcionado una manera de unificar bajo su paraguas todas las evidencias químicas, genéticas, embriológicas y paleontológicas que se han ido descubriendo a lo largo de los años. En esa capacidad de ofrecer explicaciones radica su éxito. "A una ciencia no se le puede pedir más".


Para saber más:

lunes, 19 de enero de 2009

Carl Sagan: Cosmos TODOS LOS EPISODIOS AQUÍ CON AUDIO EN CASTELLANO

Carl Sagan:

Cosmos



Cosmos: A personal voyage (Un viaje personal) es una serie de trece documentales realizados para la televisión, escritos y presentados por el astrónomo Carl Sagan y en su momento, allá por los años 80, fue visto por más de 600 millones de especatdoes de 60 países del mundo.


La serie está disponible en varios sitios de internet, entre ellos, en Google Videos.

[1] The Shores of the cosmic ocean[2] One Voice in the cosmic fugue

[3] Harmony of the worlds[4] Heaven and hell[5] Blues for a red planet
[6] Travellers' tales[7] The backbone of night[8] Journeys in space and time
[9] The lives of the stars[10] The edge of forever[11] The persistence of memory
[12] Encyclopaedia galactica[13] Who speaks for Earth?


Otro sitio interesante que reune todos los capítulos es VJ SPCTV donde podemos verlos consecutivamente o bien descargarlos en formato FLV en nuestro PC

jueves, 15 de enero de 2009

Sacar agua del aire

Cómo sacar agua

del aire


Por PABLO FRANCESCUTTI (SOITU.ES)
Actualizado 07-12-2008 09:24 CET

¿Se podría disponer de agua potable en casa sin tener que girar la llave de un grifo o abrir ninguna botella? Pues, esto es lo que promete un artefacto 'made in USA' que garantiza el suministro sin necesidad de engancharse a la red de distribución. Aunque no se trata de sacar agua de las piedras, la proeza no parece menos prodigiosa, pues el sorprendente chisme obtiene el vital elemento del lugar más inesperado y más ubicuo: el aire. Eso sí, sólo podrás amortizar los 1.000 euros que cuesta el aparato si vives en regiones con más de un 30% de humedad en el aire.

Element Four

Leo en el folleto que el artilugio puede saciar la sed de una familia media a un costo seis veces inferior al que le supondría hacerlo con agua embotellada. En concreto, produce hasta doce litros diarios de líquido para beber o cocinar.


Así lo aseguran los portavoces de 'Element Four Water Mill', compañía especializada en generadores de agua atmosférica, más conocidos por el nombre comercial de 'WaterMill' (molino de agua).

¿Cómo funciona? En cierto sentido, de un modo parecido a los acondicionadores de aire: instalado en un punto exterior a la vivienda (techo, balcón, azotea, jardín…), el dispositivo absorbe aire, haciéndolo pasar a través de una sustancia refrigerante, que convierte la humedad atmosférica en gotas de agua.


El líquido recogido pasa a través de un filtro de carbono especializado, siendo sometido a un esterilizador de rayos ultravioletas, con el propósito de eliminar cualquier tipo de bacterias, y de allí es dirigido a la pila, la nevera o a un depósito de agua. Su rendimiento aumenta en ocasión de tormentas, puesto que la lluvia multiplica la humedad del aire.



'WaterMill', de forma esférica e inmaculado diseño futurista, no desentonaría en la escenografía de una película de ciencia ficción. Es más: a los forofos del género les sonará familiar: se trata de un concepto similar al que nos mostraba la saga de 'La Guerra de las Galaxias', en relación con los granjeros de la humedad del planeta 'Tatooine', laboriosamente dedicados a cosechar el precioso H2O de la atmósfera de su árido mundo.



Tal como lo presentan, este electrodoméstico se perfila como una solución muy conveniente para las unidades familiares situadas en zonas sin agua potable, e igualmente para los amantes del agua pura que ven con malos ojos el despilfarro ambiental derivado de su embotellamiento en plástico.



El "deshumidificador" saldrá a la venta la próxima primavera, a un precio algo inferior a los mil euros. No sabemos cuánta energía necesita para producir un litro de agua, aunque el fabricante dice que muy poca, ya que "Watermill toma mediciones del ambiente cada tres minutos para determinar el grado de humedad y autorregularse de modo de operar unos pocos grados debajo de ese indicador, y así maximizar su eficiencia energética".



En regiones en donde el nivel de humedad del aire se sitúe por debajo del 30 por ciento, 'WaterMill' no será rentable.


Evidentemente, la crisis de los recursos hídricos está generando muchas oportunidades de negocio. Hace unos años, visité una fábrica alemana en donde producían jarras equipadas con unos sofisticados filtros que atrapaban la más mínima impureza, en especial metales pesados (los alemanes desconfían del agua oficialmente potable). 'WaterMill' se enmarca en esa misma línea de productos orientados a consumidores cada vez más preocupados por la cantidad y calidad del agua que beben.



Pero no pensemos que ha llegado la panacea: en regiones en donde el nivel de humedad del aire se sitúe por debajo del 30%, 'WaterMill' no será rentable. Y tampoco se conocen todavía sus posibles "peros". En cualquier caso, 'Element Four' prevé acrecentar la dimensión 'ecologically-friendly' de su producto con nuevas innovaciones, con futuros modelos que funcionarán mediante paneles de energía solar o aerogeneradores.


jueves, 11 de diciembre de 2008

Los publiartículos científicos


Por ESTHER SAMPER (SHORA)
Actualizado 11-12-2008 11:48 CET

"Comer helado hace feliz", "La cerveza no engorda", "Ayuda a tus defensas"... Son sólo algunas afirmaciones derivadas de estudios científicos realizados por las propias empresas para promocionar sus productos. Pero, ¿cómo de fiables son estas informaciones? ¿Es la ciencia un recurso ético para vender?

Istockphoto


En los medios de comunicación son cada vez más habituales los llamados publirreportajes. Se trata de reportajes, en apariencia normales, que en realidad son espacios destinados a publicidad de terceros. Disfrazándose de reportaje periodístico, la propia agencia de prensa de la empresa puede redactar un artículo informando (o desinformando) sobre un tema para pasar a publicitar su producto o, directamente, contando las bondades de éste.


El hecho de que los publirreportajes sean publicidad más o menos encubierta hace que tengan una connotación ética, cuanto menos, dudosa. ¿Es ético disfrazar la publicidad como información? Si la publicidad fuera verídica, quizá no nos estaríamos planteando esta cuestión. El problema surge porque la publicidad tiende a ser de todo menos verídica.


Igual que los publirreportajes están siendo cada vez más frecuentes, los publiartículos científicos también lo están siendo. A diferencia de los publirreportajes, que es publicidad disfrazada de información periodística, los publiartículos científicos son publicidad disfrazada de estudios científicos.


El boom de los alimentos "sanos" y "funcionales", que no sólo te nutren si no que te "ayudan" a estar más sano, ha tenido mucho que ver en esta historia. Cualquier empresa de alimentación sabe en la actualidad que vender un producto con la coletilla de "estudios científicos demuestran que" significa un aumento de las ventas y no sólo eso, también pueden permitirse vender el producto a un precio mucho más caro de lo que realmente cuesta. El ejemplo máximo de todo esto es Actimel, la mayoría de científicos (salvo los que trabajan para Danone, claro) coinciden en que es el equivalente de vender yogures a precio de oro.


No sólo los estudios científicos permiten ampliar las ventas también ocurre una cosa muy curiosa, si haces un estudio lo suficientemente llamativo o con unos resultados sorprendentes, no sólo elevas el valor especulativo del producto, también puedes conseguir que muchos medios se hagan eco de tu publicidad "científica" utilizándola como noticia de relleno o "curiosa". Así se consigue la ilusión de toda empresa, que los medios hagan publicidad de sus productos gratuitamente.


Al igual que ocurre con los publirreportajes, los publiartículos científicos entran en un terreno ético también muy dudoso. ¿Está bien hacer uso de la ciencia para vender? Quizás la mayoría de nosotros no tuviéramos ningún inconveniente para decir que sí, si las conclusiones y los métodos de estudio fueran tan exigentes como en la mayoría de campos de la ciencia. Desafortunadamente, esto no suele ser así.


Por lo general, los estudios científicos que se utilizan para publicitar productos son engañosos. Han seguido un método de estudio poco riguroso, los resultados no son estadísticamente significativos pero se sensacionalizan, se paga para tener resultados que favorezcan las ventas del producto y los resultados negativos no se publican ni se difunden... Dicho de otra forma, la mayoría de estudios científicos publicitarios (por no decir todos y generalizar demasiado) no cumplirían los requisitos necesarios para entrar en revistas científicas de impacto.




Sirvan de ejemplo los casos mencionados al principio del artículo:


Las empresas de heladería suelen colar las conclusiones de los estudios científicos elaborados por ellos mismos, si tienen suerte, en los medios poco antes del verano. Suelen ser, además, de una frecuencia anual. Es raro el año, antes del verano o durante el mismo, que no aparecen notas de agencia o artículos en algún medio haciéndose eco de estos estudios. El más socorrido es el de "Comer helado hace feliz".


El último estudio, financiado por Carte d´Or venía a decir que en las personas que estaban tomando helado se apreciaba una activación de áreas cerebrales relacionadas con el placer y la felicidad a través de resonancias magnéticas. Lo que en cristiano quiere decir que estaban disfrutando en ese momento. Definitivamente, para ese viaje no hacían falta alforjas.


Cualquier ingestión de alimentos, siempre que sea de nuestro gusto, nos resultará placentera (se activarán las áreas relacionadas con el placer y la felicidad) y nos hará felices, siempre que consideremos la felicidad como un estado pasajero, por supuesto. Pues esto, que resulta tan obvio, fue publicado en muchos medios de comunicación y resultó una excelente apuesta publicitaria porque salió gratuita.


Otra de las conclusiones más recientes de publiartículos científicos es la de "la cerveza no engorda". Aquí se cae en un error nutricional muy típico y cotidiano que jamás debería aparecer en un artículo científico. Los alimentos no engordan; no engorda la carne, ni el vodka ni las verduras, lo que hacen es aportar calorías. Ahora bien, si las calorías se aportan en exceso (provengan del alimento que provengan) entonces sí se engorda. Pero no por el alimento en sí sino por el exceso de calorías.


Cierto es que hay alimentos que aportan más calorías que otros, pero todos ellos tomados con moderación no engordan. Cualquier científico podría realizar un estudio con las mismas conclusiones no sólo para la cerveza, sino también para un chuletón de cordero siempre que se tomara con moderación.


Decir que la cerveza no es culpable de la barriga si se consume con moderación podría ser aplicado también a casi cualquier otro alimento. A las empresas cerveceras, desde luego, les vino de lujo la publicidad de su estudio en varios medios de comunicación. Aún más, si tenemos en cuenta que esta misma afirmación se ha publicado varias veces en años anteriores.


Estos dos ejemplos mencionados sirven para ver cómo suelen ser estos estudios: frívolos, insustanciales y sin aportar nada nuevo. El único aporte es el monetario, para la propia empresa que realiza el estudio, prostituyendo a la ciencia y alejándola de su camino hacia la verdad.


martes, 9 de diciembre de 2008

La ciencia que mató a la ficción

  • Con sus últimos avances, ¿la ciencia facilita o dificulta su labor a la ciencia ficción?

Por EUGENIA ANGULO* (SOITU.ES)
Actualizado 09-12-2008 19:37 CET

Si alguien que hubiera pasado los últimos diez años fuera de la Tierra regresara, probablemente se sorprendería al saber que la secuenciación del genoma humano se ha completado, la conjetura de Poincaré ya tiene solución y que las puertas a la invisibilidad se han abierto con el diseño del primer dispositivo que impide que la luz sea reflejada. Como dijo el astrónomo americano y famoso divulgador Carl Sagan, "la ciencia es más extraña que la ciencia ficción".

El inolvidable Sir Arthur C. Clarke, también 'harto del coche'.


Los cada vez más asombrosos avances científicos y tecnológicos comienzan en estos tiempos a producirse a velocidades difícilmente esperables hace bien poco. Se suceden con rapidez, pero también se transfieren más fácilmente a una sociedad articulada en torno a ellos, apareciendo en cada esquina de cada calle del tejido social. Pero también la ciencia, en su camino, le está poniendo las cosas difíciles a la ciencia ficción. Perenne sección arrinconada en librerías, a este género literario le está resultando cada vez más difícil mantenerse al día de los nuevos desarrollos científico-tecnológicos y, quizás, la capacidad de predicción que tan famosa hicieron escritores como Arthur C. Clarke —aquello de la comunicación vía satélite a finales de la Segunda Guerra Mundial no estuvo nada mal— ya no sea tan fácil.


Sin embargo, parece que ésta es una discusión bastante vieja. En declaraciones a la revista NewScientist, John Cramer, escritor de ciencia ficción y físico en la Universidad de Washington en Seattle, afirma: "La discusión sobre si la ciencia está haciendo obsoleta a la ciencia ficción ha ido surgiendo en todas las convenciones a las que he asistido desde que tengo memoria. Incluso, me acuerdo de un importante editor que hace unos 15 años aseguró que los programas espaciales habían hecho a la ciencia ficción basada en viajes interestelares innecesaria". Según Miquel Barceló García, profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña y editor de la colección Nova de ciencia ficción, ésta es "narrativa que utiliza conocimiento científico y tecnológico como recurso. Mientras la ciencia no acabe de solucionar muchas cuestiones y, afortunadamente le queda mucho para ello, habrá ciencia ficción".



Estos comentarios traen reminiscencias de la vieja discusión sobre si la ciencia está muriendo o ha muerto que tan famosa se hizo cuando Lord Kelvin, prominente físico, declaró en 1900: "Ya no hay nada nuevo que descubrir en física. Todo lo que queda es realizar mediciones cada vez más y más precisas". Esto, por supuesto, ocurrió antes de la revolución atómica que desmembró las bases de la mecánica clásica y se adentró en el mundo de lo microscópico. La cuestión es, entonces, si la ciencia ficción se basa en predicciones de futuro o no.




¿Predicción o entretenimiento?



En principio, en el nivel más básico, la ciencia sólo proporciona mundos alternativos en los que situar una historia, y la ciencia ficción recurre a esos mundos de la misma manera que lo hace cualquier otro género literario. Para Luis Miguel Ariza, biólogo, periodista y escritor del best seller científico español 'La sombra del Chamán', "los escritores de ciencia ficción no tienen en mente ser profetas, sino crear buenas historias. No hay labor de predicción sino de entretenimiento". Una vez situado el mundo, estos escritores suelen articular sus historias en torno a las preocupaciones y ansiedades actuales, lo que, paradójicamente, implica que se centran más en el presente, en el aquí y ahora, que en el futuro.


Por ejemplo, la famosa novela de H. G. Wells 'La máquina del tiempo', que popularizó la idea de los viajes en el tiempo, se ocupaba más sobre el debate de si la selección natural darwiniana acabaría con el concepto de hombre, que sobre consideraciones acerca de estos paseos por la dimensión del tiempo.


'Todos sobre Zanzíbar', de John Brunner, imaginaba las consecuencias de la sobrepoblación y 'El león de Comarre' del recientemente fallecido Arthur C. Clarke, exploraba el mundo de las realidades artificiales generadas por ordenador.

Escena de 'Los pasajeros del tiempo', peli con un personaje llamado H. G. Wells.


En definitiva, muchos libros de ciencia ficción versan realmente sobre el mundo hacia el que las presentes tendencias científicas y tecnológicas, en muchos casos controvertidas y a veces preocupantes, nos están llevando. La sentencia: "Con fines terapéuticos, bien, pero los niños a la carta como quería Hitler, ¡nunca!", refleja la controversia que generan los ensayos genéticos incluso entre los científicos (la Nobel de Medicina Rita Levi Montalcinila ciencia ficción está cambiando, introduciéndose en la literatura más convencional y dejando de lado los cómics de portadas con monstruos tecnológicos persiguiendo a indefensas heroínas de los años 50. Así, la premio Nobel Doris Lessing en su novela 'Shikasta' recrea un mundo al borde de la aniquilación por la influencia del planeta Shamma o Kazuo Ishiguro, y, en su bonita novela 'Nunca me abandones', Kazuo Ishiguro cuenta la historia de humanos que han sido creados por clonación con el único fin de donar sus órganos, uno a uno. pronunció estas palabras recientemente tras ser investida doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid). Por otra parte, hay un sentido que predice que, más que muriendo,


Evolución en dos direcciones



Para Ariza, la ciencia ficción está evolucionando en dos direcciones distintas. Por una parte "existe una hornada de escritores anglosajones como Dan Simmons, Gregory Benford o Neal Stephenson que beben de los clásicos y están volviendo a la esencia pura de la ciencia ficción, pero tratando temas contemporáneos". Por la otra, existe una generación de escritores que está siguiendo la senda que marcó Michael Crichton, fallecido hace apenas un mes, del llamado 'thriller científico', subgénero muy pegado a la realidad que supone más bien "una ciencia ficción del futuro cercano", según Barceló. Temas como la clonación, la proteómica o la nanotecnología son los recursos que más están influyendo en los escritores actuales, así como curiosos experimentos basados en especulaciones sociales. "Es el caso de la novela 'La puerta al país de las mujeres' de Sheri S. Tepper, que inventa sociedades donde la relación de géneros está invertida o el género de la 'historia-ficción', basado en imaginar lo que hubiera pasado si episodios históricos relevantes como la Guerra Fría o la Guerra de Secesión americana se hubieran resuelto de otra manera", explica Barceló.


Temas como la clonación, la proteómica o la nanotecnología son los recursos que más están influyendo en los escritores actuales, así como experimentos basados en especulaciones sociales


Las líneas entre lo que se define por ciencia ficción y literatura convencional puede que sean cada vez más borrosas, pero la velocidad de cambio que ha experimentado la ciencia, que ya alertaba Sagan, puede que en realidad sólo haya subido el listón de la imaginación para los escritores actuales. La ciencia ficción es la literatura del cambio y en realidad, no es coincidencia que emergiera como un género particular y reconocible con escritores como Julio Verne, en un momento donde la famosa revolución industrial estaba permitiendo, por primera vez en la historia, ver cambiar el mundo desde el salón de tu casa.



Últimos libros de ciencia ficción en el mercado



  • 'El último teorema' de Arthur C. Clarke y Frederik Phol. Comenzado en 2002, dada la mala salud de Clarke, que falleció en marzo a los 90 años de edad, fue escrito finalmente entre ambos a partir de unas 100 páginas de ideas del primero. Consiste en un relato futurista con la historia de un matemático de Sri Lanka obsesionado con resolver un famoso teorema.
  • 'Anathem' de Neal Stephenson. Su traducción al mercado español está prevista para 2009 y su historia transcurre entre la física cuántica y la naturaleza del inconsciente, en el planeta Arbre.
  • 'El desfiladero de la absolución' de Alastair Reynolds. Cuenta la historia del despertar, tras muchos años de letargo, de los inhibidores, antiguas máquinas de matar.
  • 'El libro del día del juicio final', de Connie Willis. Un viaje en el tiempo a la oscura época de la Edad Media.

(*) Eugenia Angulo es periodista especializada y trabaja en la empresa de divulgación científica DIVULGA


viernes, 5 de diciembre de 2008

La teología entra en la era post-metafísica, según el filósofo Cameron Freeman

El análisis de las parábolas de Jesús revela la importancia de la paradoja en el cristianismo del siglo XXI


Cameron Freeman, profesor de filosofía de una universidad australiana y especialista en las parábolas de Jesús, ha publicado un artículo en The Global Spiral en el que hace una interesante propuesta: revisar dichas parábolas para comprender el lenguaje inicial del cristianismo: la paradoja. Según Freeman, al contrario que la metafísica tradicional, establecida siempre desde un punto central fijo alrededor del cual se colocan opuestos como el bien y el mal, el lenguaje paradójico de las parábolas de Jesús nos lleva a pensar en un nuevo lenguaje teológico, más adaptado a nuestro siglo. Esta estructura paradójica debe alentar las nuevas interpretaciones de los evangelios, si se espera que el cristianismo cobre fuerza en la actualidad. Por Yaiza Martínez.



Recreación del sistema solar. Lunar and Planetary Laboratory, NASA.
Cameron Freeman, profesor de filosofía de la Universidad Flinders, en Australia, especializado en el estudio de las parábolas de Jesús, ha escrito recientemente un artículo en la revista The Global Spiral, del Instituto Metanexus, en el que propone una nueva interpretación de dichas parábolas.


Según Freeman, hoy día los teólogos se enfrentan al desafío de pensar a Dios de una manera radicalmente distinta a la de la metafísica del ser, reinante en la historia de Occidente. Para el autor, este planteamiento teológico alternativo –al que denomina la construcción de una aproximación post-metafísica a la teología- partiría de la aplicación de las propuestas del filósofo francés Jacques Derrida, pionero de la deconstrucción, a la interpretación de las parábolas de Jesús.


Derrida señalaba que el más profundo y persistente deseo de la tradición metafísica occidental ha sido desde siembre encontrar un centro fijo y permanente, alrededor del cual se colocan siempre conceptos opuestos, como el del bien y el del mal. Según Freeman, todos los metafísicos, desde Platón hasta Rouseeau, han dividido el mundo a partir de dicho centro, en positivo y negativo, puro e impuro, simple o complejo, etc…




Reinterpretar las parábolas desde la deconstrucción


Pero existe otra manera de interpretar el mundo y los textos. Gracias a la deconstrucción derridiana, que es un método de estudios de textos que busca los diversos significados de éstos, las parábolas de Jesús pueden ser entendidas de una forma distinta.


Freeman pretende “que la deconstrucción de la metafísica ayude en última instancia a formular un espacio post-metafísico que genere la posibilidad de un nuevo modo de lenguaje teológico, un lenguaje enraizado en el inicio de la tradición cristiana”.


Con este esfuerzo, el autor intenta recobrar la autenticidad del mensaje de los evangelios, demostrando que las parábolas de Jesús en realidad desestabilizan y confunden los horizontes preconcebidos de inteligibilidad establecidos por la metafísica del ser tradicional.


Para Freeman, el análisis del lenguaje del profeta aclararía que sus enseñanzas fueron radicales y sorprendentes, no basadas en la contraposición alrededor de un centro fijo, sino en la paradoja.


El análisis semántico de 27 de las paradojas de Jesús, como la del buen samaritano o la del hijo pródigo, demuestra, según el autor, que la paradoja es un patrón estable en los relatos que Jesús utilizaba para enseñar. Así, en todas ellas, los extremos se tocan, lo que inicialmente parece bien se transforma en mal o, por ejemplo, “los últimos serán los primeros”.




Lenguaje enigmático


Lo que en un contexto parece santo, de pronto se transforma en blasfemo y lo que parece blasfemo en el mismo contexto, de repente parece santo. Para Freeman, estas inversiones paradójicas quebrarían la vieja postura centrista y axial de la metafísica occidental.


Las auténticas parábolas de Jesús son enigmáticas e inquietantes, e invitan a pensar en lo imposible (para Derrida la reconstrucción era “una experiencia de lo imposible”). Las posturas contrapuestas ya no se mantienen cada una en su sitio, y la interpretación de las cosas se modifica. Para el autor, desde esta perspectiva podría establecerse una estructura paradójica que aliente las nuevas interpretaciones de los evangelios.


A través de sus parábolas, Jesús pretendía dar a conocer a sus fieles el Reino de los Cielos, que es un concepto principal del judaísmo y del cristianismo que se refiere al reinado o soberanía de Dios sobre todas las cosas.


Este Reino, señala Freeman, se metería bruscamente en la conciencia humana demandando la caída de los valores establecidos, de las opciones cerradas, de los juicios y de las conclusiones establecidos.


Por tanto, Jesús cruzaría con sus enseñanzas todas las líneas a través de sus paradojas y éstas podrían llegar a constituir un origen post-metafísico precisamente porque no constituyen origen alguno, siendo estructuralmente imposible establecer en ellas un lugar fijo, estando como están siempre abiertas a la sorpresa y al misterio.

Cameron Freeman. Fuente: Integrallife.

Paradoja y cristianismo del siglo XXI



A partir del análisis de las parábolas de Jesús, Freeman interpreta que existiría una matriz subyacente de un universo no estructurado, en su fundación, de manera dialéctica sino paradójica.


Una aproximación post-metafísica a la cuestión de Dios favorecería la posibilidad de que haya una auténtica fe cristiana en el siglo XXI, una fe que podría vivirse con pasión, riesgo… y sin certezas.


Desde esas paradojas, se entendería que el Reino de los Cielos nunca se podrá alcanzar porque desde siempre y ahora ya ha sido logrado; y que no se puede encontrar porque nunca se ha perdido verdaderamente.


Desde la nueva perspectiva de las enseñanzas de Jesús, escribe Freeman, se puede entender además que el Reino de los Cielos está al alcance de mentes y corazones abiertos, capaces de comprender que no somos el centro del universo (centro que establece la dialéctica entre los opuestos), sino que el universo es el centro de nosotros.


Las parábolas animan más a vivir en la contradicción y a tolerar la ambigüedad, que a buscar la Respuesta, con una certeza absoluta. Animan a abrir los corazones a la transformación de lo que conocemos. en lugar consolarnos con las certezas de la metafísica tradicional.


Según Freeman, el código semántico empleado por Jesús supone una modificación del código tradicional, con la parábola y el aforismo como fuentes de un nuevo y fresco sentido de lo real. La exhausta historia de la metafísica occidental necesita la apertura de este nuevo camino, advierte el autor.

FÍSICA Y QUÍMICA - IES LUCAS MARTÍN ESPINO DE ICOD DE LOS VINOS - TENERIFE