jueves, 26 de febrero de 2009

Los secretos del hombre más abrigado del mundo



Por TIPOS INFAMES* (SOITU.ES)

La insomne noche me llevó a encender el televisor. Descubro que más allá de Curri Valenzuela en Telemadrid existe vida inteligente. Un afanado Sánchez Dragó entrevista a un sujeto fuertemente abrigado, con una vestimenta extravagante que culmina en su cabeza de un peculiar sombrero. Me mantengo atento para descifrar quién se oculta detrás de tan aparatosa imagen. Cuando averiguo de quién se trata ya es tarde, estoy atrapado, es Jaime Bayly.


En la entrevista televisiva, el locuaz escritor peruano se somete a las preguntas de su interlocutor español con la excusa de la publicación de su último libro, 'El canalla sentimental'a Bayly lo que más le gusta después de dormir es hablar de sí mismo, mostrarse y exhibirse sin tapujo alguno. Por eso me fascinaron las primeras novelas suyas, sus elementos autobiográficos y el aire desinhibido de su prosa. (Planeta). Digo bien, excusa, porque a Bayly lo que más le gusta después de dormir es hablar de sí mismo, mostrarse y exhibirse sin tapujo alguno. Por eso me fascinaron las primeras novelas suyas, sus elementos autobiográficos y el aire desinhibido de su prosa.

La entrevista de Dragó a Jaime Bayly que inspiró a los Infames (confiesa que solía dormir con al menos cuatro camisetas).

En plena adolescencia de hormonas, henchidas de orgullo por manifestarse en mi exterior, me enganché a su literatura limeña. De atrayente lectura y cercanía, rompía con las convenciones sociales que a mí tanto me preocupaban en ese momento. Leí encantado títulos como 'No se lo digas a nadie' (1994) o 'La noche es virgen' (1997). Sin embargo, como todo romance púber tiende a concluir, este finalizó con la lectura de su exitoso 'Yo amo a mi mami' (1999).


Quizá embriagado por la entrevista de Dragó y el no poder recordar los motivos por los que me juré no volver a leer nada suyo, sumado a mi falta de voluntad, ha caído en mis manos 'El canalla sentimental'. En él, Jaimito, Jaimín o James como le llaman en su Perú natal, sigue jugando a ser el mismo enfant terrible de sus primeras obras, pero ahora con un marcado carácter autobiográfico.


Sufridor de un permanente frío corporal 'Baylys' se muestra siempre perezoso. Adora no hacer y busca excusas para no realizar aquellas tareas que le lleven un sobreesfuerzo. Enfermo imaginario de trastornos absurdos, bisexual asexuado, caprichoso, contestatario, autodestructivo, polémico, frívolo y mil calificativos más podrían llenar el curriculum vitae de este escritor errante de la literatura peruana.


Autocrítico consigo y con los demás, especialmente con los que más ama, tiene la extraña virtud de enjuiciar y contar todo lo que le ocurre sin medir las repercusiones que pueda tener (creo que se llama sinceridad). Su vida actual plasmada en el libro está llena de divertimentos y audacias. Risas provocadas por su forma de ser y entender el mundo. No busca esas acciones absurdas en las que continuamente se ve envuelto, pero le pasan sin más.



Bayly aparece siempre rodeado de mujeres. En su quehacer diario siempre surge alguna figura femenina, aunque no positiva en todas las ocasiones, ya sea en forma de amante, amiga, ex mujer, madre, suegra o hijas. Sin embargo, apenas surge una figura masculina y, cuando aparece, suele estar ligada a fuertes sentimientos y contradicciones como en la relación paterno filial o la amorosa con su novio.


Su día a día pivota en torno a tres ciudades. Una existencia aeroportuaria entre Lima, Miami y Buenos Aires, cada una con una significación afectiva diferente. La ciudad natal y familiar, allí se encuentra su ex mujer, Yolanda y sobre todo sus hijas Camila y Lola, el lugar de trabajo o la urbe de residencia de su pareja Martín son los escenarios del díscolo Bayly. El periodista que cuenta intimidades ajenas y propias en cualquier medio, no por el hecho de provocar, sino porque en esas mismas miserias todos somos capaces de vernos reflejados con naturalidad.


Seguramente el limeño no llegue a escribir esa gran obra que él también anhela poder publicar. Quizá no esté a la altura de sus compatriotas Bryce Echenique o Vargas Llosa. Pero lo que sí puedo asegurar es que la acidez de su escritura, lo ingenioso de sus comentarios y su capacidad para provocar la risa ajena con la exhibición propia, no son fáciles de encontrar en otros autores. Por eso no es de extrañar que su canción favorita sea la pituca "porque es como la vida misma en su mejor expresión: no se entiende, no tiene sentido, pero te hace reír".


* Alfonso Tordesillas, Gonzalo Queipo y Francisco Llorca forman el colectivo literario 'Tipos Infames'.

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