lunes, 13 de abril de 2009

LA CUESTA DE ARGUIJON EN TENERIFE


MIS RECUERDOS DEL

TINERFEÑO BALEAR


Alfonso Morales y Morales

De la abundancia de hermanos en el colegio



LA CUESTA de los años cuarenta, aquella Cuesta de Arguijón, con abacerías pertenecientes a Dionisio Cano García, Juan Castro Fumero, Cristóbal Coello Pérez, Antonia González Torres, Pedro Guillén Hernández, Manuel Martín Cruz, Perpetua Redondo Sierra o Guillermo Rosa Díaz; de un solo colegio: Ntra. Sra. del Rosario; con varios bodegones y muchos cafés; dos cines: el "Park" y el "Cinelandia"; una sola botica, la de mi recordado amigo el tacorontero Pedro Domínguez Quesada; con cuatro fruterías: las de mi tocayo Alfonso Gil Díaz, Mario Pérez García, Clara Pérez Rodríguez y Celestina Sánchez Abréu; con una hojalatería, la de Urbano Sánchez Piniella; la imprenta de Saturnina Barreto Luis; juguetería de Francisco Martín López; dos negocios de loza y cristal; tres dedicados a materiales de construcción y que, sin embargo, ya tenía de médicos a los queridos amigos Luis Fernández González, Ildefonso las Heras Amarante, en la Agrupación de Ingenieros; Ismael Martín Martín y Francisco Navarro Rodríguez; Florencio Rodríguez Valido era el encargado de vender los muebles y las cinco panaderías las poseían Benigno Afonso García, Eustaquio González Carreño, Antonio Oliva Rodríguez, Tomás Pérez García y Juana Rodríguez Medina; parada de taxis, con el teléfono 4034; cuatro peluquerías; hasta siete restaurantes, dos pescaderías y una pensión, la de Gumersindo García González; tampoco faltaban dos tiendas de ropas hechas: de Leoncia Ávila Guillén y Cecilia Luengo Camacho; una "sastrería", de Arístides Gutiérrez Gutiérrez; un taller para labrar madera, de Jesús Cámara Cruz y un almacén de vinos al por mayor, de Francisco Carlos Rojas.

Pues bien, esta Arguijón entrañable e idílica, daría, tal vez, el mayor contingente de alumnos del Tinerfeño Balear, pertenecientes a una misma familia: Francisco Ramos Rodríguez, tío; Pablo Ramos (Agapito) primo; Leopoldo Ramos del Castillo, fallecido, y sus hermanos, Francisco Manuel y Lorenzo, entrañables amigos nuestros a quienes saludamos de vez en cuando y que han sido, en última instancia, quienes nos han facilitado muchos de los datos consignados en esta crónica, al igual que mi buen amigo de la infancia tacorontera, José Domínguez Vidal, que nos pusiera en contacto con la familia del primo hermano de éstos, Teobaldo Arbelo Ramos (1930-1995), el caballero mutilado permanente, con grado de brigada; quien había servido en el Cuerpo de Infantería en la isla de La Palma; donde, durante unas maniobras, le explotara un mortero que le amputó el brazo derecho e hirió en la cara, lo que le produjera el tener de ahí en adelante su rostro "averdugonado" y llevar la manga de su chaqueta del lado derecho en el bolsillo; disimulando así la pérdida de su brazo; que, sin embargo, mostraba con legítimo orgullo, pues fue en acto de servicio, preparándose para si un día había que defender la patria.

Según nos manifiesta su comandante de antaño, mi buen amigo Isidoro Dorta García, ya jubilado, de Almeyda, y del que supimos había sido compañero de Teobaldo, gracias a la gentileza de su actual coronel y director del Museo Regional del Ejército, Sr. Espejo, todo amabilidad y simpatía, que tras una consulta con Capitanía nos dio el nombre del comandante Dorta y, tras esta gestión, todo fue coser y cantar.


Isidoro nos evoca su afición a los gallos, en lo que habían coincidido; no en vano el Norte ha dado un gran contingente de aficionados a este deporte; desde el legendario don Antonio Ponte, y su ejemplar "El Mulato", al orotavense don Santiago Zárate y Llarena (1890-1976). Muchos han sido los aficionados a los gallos, que el amigo Teobaldo alternaba con los pájaros de los que poseía bellos ejemplares de canarios en todas sus gamas, de colores; de postura; de canto, canarios Roller; ejemplares lipocromo, en rojo mosaico y otros; "cardenalitos" de Venezuela, etc.

Casado en La Palma con doña María Capote Pérez, procrearon tres hijas: María José, Luisa y Rosa Emma, que junto a sus hijos políticos le hicieron inmensamente feliz al darle cuatro nietos; tres niñas: Celes, Melania y Patricia y el machote, Antonio. Una hermana ha sobrevivido al bueno de Teobaldo, Rosa Emma.

Fuente :ED

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