Ya estamos en 2009 y la madrileña Sala el Sol aprovecha sus primeros días para celebrar su 30 aniversario, que se cumplirá en realidad a finales de octubre. Es en cualquier caso un merecido homenaje en los tiempos que corren, cuando muchas salas de conciertos y clubs en Madrid se han visto obligadas a cerrar por problemas con sus licencias. La Sala el Sol, en pleno centro de la ciudad, es una de las más míticas. Cuando piensas que por ella han pasado artistas de tamaños y estilos tan diferentes como The Strokes, Astrud, Alanis Morissette, El Canto del Loco, Moby, The Corrs, Nacho Vegas o Dover, te das cuenta de que la música de nuestro país, sin la existencia de esta sala, no habría sido lo mismo.
Aunque el papel que cumple El Sol en el mundo del pop aún a fecha de hoy es imprescindible, es difícil disociar su historia de la Movida madrileña, junto a otros locales como Rock-Ola. El Sol nació en 1979 y eran los años en que empezaban a sonar con fuerza nombres como Burning o Nacha Pop. Quizá la anécdota que más ha perdurado a lo largo de los tiempos fue la copa que Ramoncín lanzó a Eduardo Benavente, miembro de Alaska y los Pegamoides, cuando éstos se burlaron de él en una de sus canciones. En la época, los partidarios de la 'new-wave' se enfrentaban a sus detractores, que denominaban el estilo 'nuvave' para reírse de ellos. La trifulca a las puertas de la Sala El Sol fue considerable y todavía se recuerda de vez en cuando, el último caso en el blog conjunto de críticos musicales Música en la mochila.
Servando Carballar, de Aviador Dro, uno de los grupos clave del electropop en castellano de los 80, gracias a éxitos como 'Nuclear sí', 'Selector de frecuencias' o 'Programa en espiral', recuerda hoy precisamente con especial cariño los conciertos de Alaska y los Pegamoides de esta sala. "Te encontrabas a los amigos, cotilleabas y veías a Olvido, Carlos, Nacho, Ana Curra... Era genial. También los conciertos de La Mode eran espectaculares". Cuando le tocaba trabajar, bien al frente de su grupo o de su sello, Dro, también era un placer hacerlo allí. "El Sol fue una de las primeras salas donde actuamos en Madrid, junto a El Jardín, El Escalón... También era uno de los locales mejor preparados y siempre tuvimos un público muy dispuesto. Tocar en El Sol constituía una parte más de la Movida, tenía su glamour. Es significativo que hayan sobrevivido como sala. Es realmente difícil en esta ciudad".
Un concierto de los Strokes en la Sala el Sol.
Durante todos estos años, la Sala el Sol ha funcionado también como club, acogiendo sesiones de funky y pop que se han convertido en favoritas de muchos habitantes de la capital y visitantes de otras provincias. Incluso han acogido fiestas tan dispares como el Anti-Karaoke de Rachel Arieff. Quien piense que es una sala anclada en la Movida está en un error. El Sol fue fundamental también, por poner un ejemplo, para casi todos los grupos de la explosión indie nacional de los 90. Pedro San Martín, de La Buena Vida, lo sabe muy bien. "Recuerdo con nostalgia nuestro primer concierto de La Buena Vida en la sala El Sol en mayo del 94. Recuerdo que además de que el repertorio estaba lleno de versiones (la Velvet, France Gall, Beatles, etcétera...) el sonido nos lo puso Nacho Mastretta. Nos encantó cómo sonó y le quisimos contratar como técnico de la gira (cosa que no ocurrió), pero desde entonces mantuvimos muy buena amistad. Además, a raíz de aquella amistad conocimos El Pez Gordo, un bar que regenta su hermano, creo, y que se convirtió en uno de nuestros sitios favoritos de Madrid desde entonces".
El mismo aprecio por la sala sienten Carlos Ballesteros y Genís Segarra de Hidrogenesse. "Para Hidrogenesse tocar en El Sol fue la primera experiencia organizando nosotros mismos un concierto nuestro y también fue la primera vez que tocamos en Madrid como dúo. La experiencia fue tan buena por el trato con la gente de la sala y por el público que hemos repetidos dos veces más. Es nuestra sala favorita para tocar en Madrid".
Aviador Dro también ha pasado por aquí.
Joaquín Rodríguez, de Los Nikis, ahora en Los Acusicas, en cambio, pone el punto crítico. Aunque El Sol lleva existiendo como sala de conciertos muchos años, no reúne según él las mejores condiciones acústicas para ofrecer un show. "La sala tiene una forma de L un tanto absurda y el techo es demasiado alto. Nunca terminas de sonar bien, de sentir al tocar que estás volando por los aires como sí te puede pasar en Gruta 77". Eso sí, reconoce la magia de la escalera roja que baja haciendo zigzag y sólo tiene buenas palabras para el personal de la sala. "Me caen muy bien los porteros porque siempre me reconocen y me dejan pasar. Llevan allí toda la vida y para mí es lo mejor de la sala, junto con Willy, el bajista de Los Ilegales, que es el técnico y lo pone todo bien a tope".
Para celebrar el 30 aniversario de la Sala el Sol, durante este mes de enero se podrán ver las actuaciones de Josh Rouse, Australian Blonde, Josele Santiago o La Habitación Roja, como puedes consultar en su página web. Francisco Nixon, cantante de Australian Blonde, está encantado de tocar en esta ocasión tan especial. "Es una sala a la que le tengo mucho cariño, creo que la mayoría de las veces que he tocado en Madrid ha sido allí y siempre nos han hecho sentir como en casa. Juntar a Australian Blonde después de tanto tiempo nos cuesta mucho esfuerzo en ensayos y demás, y si lo hago es porque verdaderamente me apetece". Además, no se ha olvidado aún de cierta ocasión en la que tocaron juntos La Costa Brava y Tachenko allí. "Nos juntamos un montón de amigos, y después del concierto estuvimos bailando con los de La Hora Chanante. La verdad es que lo mejor de todo era quedarse bailando en la sala después de tocar".
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