Román Gubern y Luis Gasca recogen las onomatopeyas de los tebeos en el primer diccionario que se puede leer de la Ah! a la Zzzzz.
Jerémiah, de Hermann, 1979.
"Las onomatopeyas nos devuelven a la función motivada y no arbitraria de ciertas expresiones lingüísticas", afirman Luis Gasca y Román Gubern en el prólogo de su Diccionario de Onomatopeyas del Cómic, libro editado en la colección Signo e imagen de la editorial Cátedra. Y continúan: "es una figura retórica de dicción y más precisamente, un icono acústico (...), pues aspira a convertirse en traducción, oral y/o escrita, de los ruidos".
Esta cualidad, el hecho de reproducir gráficamente los sonidos que nos rodean, ha hecho que las onomatopeyas se hayan convertido en los efectos especiales de los tebeos, de alguna que otra serie de televisión como Batman en la que las peleas eran aderezadas con cartelas en el que aparecían este tipo de mensajes, e incluso del mundo del arte gracias al pop art.
Pero su interés e importancia no se quedan ahí. Además de ser un elemento más de la narración gracias a sus formas, tamaños y ubicación en la viñeta, la onomatopeya ha conseguido traspasar fronteras e incorporarse a los vocabularios de diferentes países por la imposibilidad de borrarlas de los originales sin afectar al conjunto de la obra. Gracias a los tebeos, llamar a una puerta sonará "knock", una bomba estallará haciendo "boom", y un bañista se zambullirá haciendo "splash" en multitud de países además de en aquellos en los que se habla el inglés.
Tim Tyler'r Luck, Lyman Young, 1935
Si la importancia de la onomatopeya en el lenguaje humano ha hecho que filósofos como Platón o lingüistas como Saussure le dedicaran parte de sus investigaciones, su papel en el mundo de los tebeos fue analizado por primera vez en 1968 por Robert Benayoun en su obra Le ballon dans la bande dessinée, que recogía 161 ejemplos y que ha servido de inspiración a este Diccionario de Onomatopeyas del Cómic.
Siguiendo un criterio laxo que ha permitido la entrada de ejemplos que no responden a la definición académica de onomatopeya, Gasca y Gubern han recopilado más de 500 muestras de este recurso visual. Desde "aaaaaaaahh" hasta "zzzzzz" pasando por "bang", "brrrrrr", "burp", "cof", "scratch", "sniff" y "toc, toc", entre otras muchas. Todas ellas se acompañan con la viñeta en la que han sido halladas, y que abarcan un buen puñado de clásicos de la historia del tebeo como Popeye, Krazy kat, Spirit, Torpedo, Snoopy, Tintín, Mortadelo y Filemón, Andt Capp y Corto Maltés.
Snoopy, Schulz, 1970
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