Hasta hace unos meses, Clay Enos era un fotógrafo desconocido. Americano, 39 años, afincado en Nueva York, supuestamente especializado en retrato y con una página web en la que se podía ver que no llevaba toda una vida haciendo fotografías. Sus imágenes más tempranas se remontan a 2000 y los reportajes estrella de su web eran una serie de fotografías tomadas en las calles de Nueva York y un calendario del 2006 de cowgirls, encargado por el 'Coyote ugly saloon'.
Pues bien, antes de entrar incautamente en su web a ver las fotos de las chicas del bar, y ya que no hay una segunda oportunidad para dar una primera impresión, visiten npr.org y npr.org/blogs. Den al botón de 'pantalla completa' y echen un buen vistazo a este soberbio trabajo.
Por lo visto, Enos no había trabajado nunca antes en la industria del cine. Y parece ser que consiguió el trabajo de foto fija de la película 'Watchmen' gracias a su amistad con Zack Snyder, el director.
No sabemos qué tal resultarían sus fotografías de rodaje, pero quizás su falta de experiencia fue lo que le dio un punto de vista diferente al piloto automático que se exige habitualmente a estos fotógrafos. Básicamente, al foto fija de un rodaje se le paga por esperar. Y por saber encontrar el momento menos inconveniente para fotografiar cada escena según se va rodando. A veces la foto se hace durante los ensayos, otras veces a la vez que se filma y otras, las menos, las escenas se reproducen específicamente para el fotógrafo, que básicamente tiene que reproducir la misma situación que la cámara ha captado, con el encuadre e iluminación que se ha currado el resto del equipo técnico de la peli. Pura técnica, cero imaginación y mucha mano izquierda, porque en un rodaje todo el mundo sabe que hay que hacer las fotos, pero a todo el mundo le molesta la cámara.
La cosa es que este tipo, a la vez que hacía las obligadas fotografías de rodaje, se las apañó para sacar tiempo para su auténtica vocación: el retrato. A lo largo de los más de 100 días que duró el rodaje, Enos convenció a actores, extras e incluso a miembros del equipo para que entre toma y toma, posaran delante de su cámara.
El montaje era hipersimple: un avedoniano fondo blanco y una cámara Nikon D200 (que no es, ni mucho menos, la mejor de las cámaras profesionales existentes). Al principio organizó un miniestudio de tres metros de largo por tres metros de ancho que fue apodado 'el cubo de Clay', pero pronto lo desechó y sólo con la luz natural y algunas planchas de corcho blanco para reflejar la luz se montó su chiringuito. "Me enamoré de las texturas y de los decorados de la película y cuando vi el vestuario, los peinados y el maquillaje de los personajes, lo más lógico me pareció aprovecharlos para hacer una serie de retratos".
El resultado final es 'The Watchmen portraits', un libro que muestra los retratos de actores caracterizados, otros tal cual, miembros del equipo, extras e incluso objetos de atrezzo. Las fotos recuerdan en lo formal a Richard Avedon: retratos directos, muy estáticos, en blanco y negro y sobre un impecable fondo blanco. Pero también tienen un cierto aire a Diane Arbus. Los superhéroes de Eno a veces están al borde de la depresión, digamos que entre la locura y la cotidianeidad. Esto, como sucede en las fotografías de Arbus, desfigura un poco el límite entre la realidad y la ficción. Y aunque parecería que Eno trabaja con la ficción, en el libro tienen la misma importancia los actores principales que los extras y los miembros del equipo técnico, o sea, que los superhéroes de las portadas de las revistas están retratados de la misma forma que los habituales 'invisibles' que barren los decorados. Esto, hablando de Hollywood, de cine y de grandes estrellas, es lo nunca visto. Las fotografías de Eno convierten la ficción en realidad.
*Sofía Moro y David de la Torre son nuestros colaboradores de fotografía
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