Visionario, loco, excéntrico, genio… El productor inglés Joe Meek causa a los entendidos en música cualquier sensación menos la de indiferencia. Interesado en todo lo que tuviera que ver con la electrónica, la experimentación con máquinas y las ciencias ocultas y el espacio exterior desde que sirviera como operario de radar en las Fuerzas Aéreas Inglesas, durante su corta carrera como productor musical, entre mediados de los 50 y finales de los años 60, Joe Meek consiguió dotar con un sello propio a sus trabajos.
Trabajó con los mejores artistas de la época y logró con su peculiar sonido espacial que un tema del grupo inglés The Tornados, 'Telstar', fuese el primer disco de un grupo inglés que conseguía ser número 1 en Estados Unidos.
Joe Meek
A muchos no les sonará su nombre, aunque seguro que han oído canciones en las que su mano fue principal para que se convirtieran en éxito. Trabajó con las mejores discográficas de la época y llegó a crear su propio sello, Triumph Records.
Obsesionado con encontrar vida en el espacio exterior y todo lo que tuviera que ver con ovnis y lo sobrenatural, también investigaba todo sobre el cantante Buddy Holly, con el que estaba obsesionado. Paranoico, pensaba que las discográficas para las que trabajaba ponían micrófonos ocultos en los estudios para espiarle. Homosexual, fue investigado por la policía como sospechoso por la muerte de un chapero que se rumoreaba había tenido relaciones con él y posteriormente apareció descuartizado. De carácter depresivo, en 1967 sus éxitos habían mermado y tenía problemas financieros. El día del aniversario de la muerte de su ídolo Buddy Holly, se quitaba la vida de un disparo después de asesinar a su casera, con la que tenía frecuentes discusiones por el volumen al que ponía la música.
Lo mejor es verlo y oírlo:Life on venus . Tornados, de Joe Meek.
Con su innovador estilo de trabajo para grabar canciones separando pistas de instrumentos, distorsionando voces con ecos, usando reverberaciones para las guitarras y bajos y procesando cualquier ruido que fuese factible de ser incluido en la grabación, Joe Meek logró durante los años una legión de fans que siguen buscando sus discos y los devoran intentando copiar sus trucos de estudio. En España, los chicos de la discográfica Spicnic llegaron a dedicarle un disco homenaje con los grupos del sello titulado 'Oigo un nuevo no mundo' y artistas como Sheryl Crow o Graham Parker le han dedicado canciones.
Al suicidarse en 1967, todo el material de audio pasó al ayudante de Joe Meek, Cliff Cooper, unas 4.000 horas de música que incluía muchas canciones que nunca llegaron a editar en disco o maquetas, como las de The Konrads —el grupo donde cantaba David Jones antes de convertirse en David Bowie y que se asegura es la primera grabación que existe de Bowie en un estudio— o Tommy Scott & The Senators, cuyo cantante triunfaría dos años después en solitario como Tom Jones mientras que las siete canciones que grabó con su grupo fueron imposibles de vender a ninguna discográfica. Gene Vincent, Screaming Lord Sutch, Petula Clark o Shirley Bassey fueron otros de los artistas conocidos que grabaron bajo la producción de Joe Meek.
Todas estas cintas empezaron a ser catalogadas a mediados de los 80 por el presidente de la Sociedad Joe Meek y aparte de descubrir las primeras e inéditas grabaciones de artistas que hoy son super conocidos, había rarezas instrumentales, experimentaciones o versiones extendidas y primerizas de canciones que luego fueron éxito en las listas, como el 'Telstar' de los Tornados. El trabajo de catalogación duró año y medio, ya que muchas no tenían nada escrito en ellas o los datos que venían en las cajas estaban en un lenguaje encriptado que solía usar Joe Meek ante la paranoia de ser espiado.
Extracto del documental sobre Joe Meek 'A Life In The Death' (en inglés)
Estas cintas pudieron ser guardadas por casualidad, ya que a su muerte el estudio de grabación se desmanteló y las cintas estuvieron a punto de ser tiradas a la basura. Durante todo ese tiempo las tuvo guardadas en cajas Cliff Cooper en su sótano, con el consiguiente deterioro por la mala conservación.
Al final, y ante la imposibilidad de seguir guardándolas ya que terminarían destruyéndose por las malas condiciones de almacenamiento, este pasado verano Cliff Cooper decidió ponerlas a la venta. La condición era que la colección de cintas, unas 67 cajas con 1.850 cintas, no podía ser dividida.
Puestas a la venta por una casa de subastas, la venta de la colección que en 1967 le costó a Cliff Cooper 300 libras, se saldó en ebay por casi 300.000 dólares en septiembre. No sabemos qué pasará ahora con la colección ni si se cumplirán los anhelos de Cooper, que deseaba que la colección permaneciera en Inglaterra y que el comprador la divulgara y editara convenientemente en discos y no la tuviera guardada en un armario, como había hecho él por falta de dinero.
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