- Grupos de profesores se enzarzan en una polémica sobre la formación del profesorado
- La controversia plantea dos formas de entender la enseñanza y la universidad
El 'plan Bolonia' de reforma de la educación universitaria es un fenómeno complejo sobre el que existen un sinfín de opiniones. De eso hemos dado buena cuenta aquí últimamente. La cuestión se ha convertido en todo un dolor de cabeza para las autoridades educativas, pero la divergencia de puntos de vista sobre este acuerdo entre 46 países europeos que contempla la homologación de los títulos, el fomento de la movilidad de alumnos y profesores y la creación del Espacio Europeo de Educación Superior está dando lugar a una prolija e interesante literatura en forma de manifiestos y contramanifiestos de alumnos y profesores.
Estudiantes encerrados en el rectorado de la Universidad de Barcelona.
El último ejemplo de ello lo encontramos en las páginas del diario 'El País', donde dos grupos de profesores universitarios se han enzarzado en un debate en torno a uno de los cambios más polémicos que introducirá la reforma universitaria. Se trata del acceso a la docencia en educación secundaria, que a partir del próximo año tendrá que realizarse con un Máster en Formación del Profesorado. Éste sustituirá al denostado Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP), curso molesto pero facilón, y viejo conocido de todo opositor a la enseñanza que se precie.
Aunque el tema lleva coleando ya varios meses, la polémica se reaviva justo en un momento en el que la situación de la universidad está de plena actualidad. No hemos podido obviar la diatriba, sobre todo teniendo en cuenta que dos de los personajes que la protagonizan, Rafael Feito y Carlos Fernández Liria, han aportado para soitu.es interesantes puntos de vista sobre el futuro que le espera a la universidad española.
Cruce de acusaciones
El inicio de la controversia está en la publicación, en forma de anuncio, del manifiesto redactado por la Junta de Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, 'La profesión del profesor'. Este texto arremete contra el nuevo máster que, a diferencia del breve CAP, durará un año y costará en torno a los 1.500 euros frente a los 150-200 que se pagan ahora.
Los profesores que lo suscriben defienden que el mejor profesor es el que tiene conocimiento sobre la asignatura que imparte. El nuevo sistema no garantiza esto, ya que, según ellos, acabará suponiendo un menoscabo de la formación académica y científica en las carreras teóricas cuya casi única salida es la enseñanza. ¿Y por qué? Porque, con la subida del precio de los nuevos másteres que implica Bolonia, los alumnos se verán obligados a elegir el de Formación del Profesorado si quieren trabajar. Así, según sus vaticinios, la investigación quedará seriamente dañada.
Los estudiantes anti-Bolonia se oponen al Máster.
El manifiesto no quedó sin respuesta. El periódico publicó el 17 del pasado mes una respuesta en forma de tribuna titulada 'Facultades de Filosofía y la profesión de profesor'. En él, los autores (entre ellos Feito) acusaban a los firmantes del manifiesto de manipular a la opinión pública y de "craso corporativismo". Su visión sostiene que no basta con conocer una materia para saber transmitirla y que es fundamental que los profesores reciban formación sobre el aprendizaje, los contextos educativos y las metodologías de enseñanza.
Aunque se despacharon a gusto, la cosa no acabó ahí porque ayer mismo el diario publicaba un nuevo artículo de réplica, 'La estafa del enseñar a enseñar', en el que se devolvía la recriminación de corporativismo. Con Andrés de Oliva a la cabeza, una quincena de docentes acusaban a los psicopedagogos de "abducir" a unas autoridades ministeriales que han ido introduciendo una mayor carga de sus teorías en las sucesivas leyes. En el texto, se recogía además una de las principales críticas que pesan sobre este colectivo: los especialistas que están diciendo a los profesores cómo deben "aprender a enseñar" (el axioma por excelencia de la pedagogía) jamás han pisado un aula. Los pedagogos son percibidos por muchos como una especie de lacra que dificulta la labor docente con la rigidez de sus teóricos planteamientos, alejados de la práctica diaria.
La fricción entre ambas percepciones, más allá de expresar opiniones contrarias sobre la formación del profesorado, simboliza dos maneras distintas de entender la universidad y la enseñanza. Bolonia ha reflotado con fuerza este complejo y árido debate, ajeno y desconocido, sin embargo, para el común de los mortales. Y es que la creación del Máster de Formación del Profesorado es un signo más de uno de los principales giros que contempla la reforma educativa en España: potenciar las llamadas "competencias" (o sea, las habilidades y destrezas) y los enfoques pedagógicos frente el conocimiento por el conocimiento, filosofía defendida por los grupos anti-Bolonia.
Pero no todo es agrio desencuentro. Hay una (sólo una) idea que comparten ambos grupos: el todavía vigente CAP ha sido una estafa que no ha servido para nada. Pero, una vez más, ante el cambio florece un potente antagonismo: donde unos ven en la mejora de la formación del profesorado la clave y la gran oportunidad para solucionar los problemas educativos que arrastra nuestro país, otros observan con terror como una pesadilla inservible y estéril se prolonga.
Y tú, ¿qué crees que es más importante a la hora de enseñar para un profesor: la pedagogía o el conocimiento de la asignatura que imparte?
Para saber más sobre Bolonia:
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