La danza
“de Manuel González”.
Al César lo que es del César.
Carlos M. Padrón
Durante los actos que con motivo de la Bajada de la Virgen de El Pino se celebraron en El Paso este verano, el viernes 01 de septiembre pasado asistí en horas de la tarde-noche a uno que en el programa
se anunciaban como “Danza de Manuel González”, nombre que nada me dijo pero, como varias personas me recomendaron que fuera a verlo, fui.
Cuando los músicos comenzaron a ensayar su parte, minutos antes de que se iniciara oficialmente el acto, apenas sonar los primeros acordes y los versos “El Paso de Arriba / henchido de amor /…” me vino de inmediato a la memoria la imagen de mí mismo—muy pequeño y mirando por sobre un muro al que apenas llegaba mi barbilla— observando alelado cómo a unos 50 metros sonaba eso que ahora yo escuchaba, y cómo unos muchachos y muchachas bailaban, al son de la música, moviendo sobre sus cabezas unos arcos cubiertos de flores.
Y entonces caí en cuenta de que lo que recordaba era que yo miraba desconsolado —pues, por muy pequeño, no me dejaban ir hasta el lugar de los hechos—, desde el patio trasero de mi casa natal —patio que lindaba con la casa de tío Pedro, un hermano de mi abuela materna—, y que ese acto de música, canto y baile tenía lugar en lo que llamábamos “el patio de cemento”, frente a la escuela de tío Pedro, por la que desfilaron generaciones de niños y jóvenes pasenses.
Extrañado, le dije a mi mujer: “¿Por qué anuncian esto como la “Danza de Manuel González” si estoy seguro de que lo que estamos oyendo es de tío Pedro?”.
Cuando finalizó el acto me puse a hacer preguntas, y, efectivamente, yo tenía razón. Me lo confirmaron personas que participaron en la primera presentación de esa danza, hecha en 1945 —cuando yo apenas tenía 6 años—, cuyos ensayos se hacían —me confirmaron también— en el “patio de cemento” de la escuela de Don Pedro Castillo. Y fe de lo mismo me dieron algunos de esos primeros participantes, como Alicia Padrón Ramos —quien me ha facilitado la foto que incluyo al final, en la que aparecen los 21 integrantes de la primera presentación de la danza (19 de ellos están también en la foto del programa de las fiestas), que tuvo lugar en 1945—, y Ramón Hernández García —el ejecutante de violín en la presentación de la noche del 01/09/2006—, quien me confirmó que Don Pedro Castillo era efectivamente el autor de la música y letra de esa danza, y me contó una anécdota de cuando Don Pedro le enseñaba a mejorar su ejecución de ese instrumento musical.
Ante esto, me hago el siguiente planteamiento.
La llamada “Danza de Manuel González” consta de tres componentes: coreografía, música y letra. Hasta donde pude averiguar, la coreografía es obra, iniciada en Cuba, de Don Manuel González Díaz, quien de vuelta ya en El Paso animó a familiares y amigos para presentar esa danza durante la Bajada de la Virgen de 1945. Por tanto, y en estricta justicia, el crédito que corresponde a Don Manuel es por un tercio de la danza y por la iniciativa de montarla en El Paso, lo cual justifica con creces que su nombre aparezca vinculado a ella. Nada más lejos de mi intención que restarle crédito a Don Manuel. Pero los otros dos tercios —música y letra— son ambos obra de Don Pedro Martín Hernández y Castillo, mejor conocido como Don Pedro Castillo.
¿Por qué siendo Don Pedro Castillo el autor de dos tercios clave de la danza, no aparece su nombre cuando se la menciona?.
No me digan que es porque se habla de ‘danza’ y que ésta, la parte coreográfica, es obra de Don Manuel González, pues, según ese rasero, y salvando las distancias, al anunciar el ballet “El lago de los cisnes” debería decirse que es de Marius Petipa y Lev Ivanov, autores de la coreografía, y no de Piotr Ilich Tchaikosky, autor de la música. Pero decir tal sería un enorme exabrupto, pues “El lago de los cisnes” se le atribuye siempre a Tchaikosky porque, ¿qué sería ese ballet sin música? Y, por lo mismo, ¿qué sería sin música la llamada “Danza de Manuel González”? ¿Qué vinculación tendría con El Paso y con su Virgen de El Pino si le faltara la letra,… que requiere de la música para poder ser cantada?.
Don Pedro Castillo, hijo de El Paso, tiene un enorme mérito, y de ello pueden dar fe aún muchos hijos de este pueblo, como los aún vivos de los que aparecen en esta foto, todos alumnos de Don Pedro, que fue tomada en el llamado “patio de cemento” de la escuela de Don Pedro Castillo, el 18 de julio de 1935, antes de salir todos en excursión a la Fuente del Pino.
Además de autodidacta, Don Pedro Castillo fue, por unos 20 años y para varias generaciones de pasenses, maestro de parte de lo que hoy llamamos kinder, educación primaria y secundaria (su escuela abrió a comienzos de los años 20 y cerró a comienzos de los 40); fue poeta, con libros de poesía publicados; fue compositor musical (su marcha fúnebre “Ante un cadáver” —por nombrar, de entre varias, la composición musical suya que más me gusta—, se ejecutó por años en El Paso, cada Viernes Santo, durante la ceremonia del Santo Entierro); fue ejecutante de instrumentos musicales, y fue director de orquesta y de banda de música (en el programa de las fiestas de El Pino de este año 2006 se le menciona como tal en la pág. 46, año 1911).
¿Sabe alguien de algún otro hijo de El Paso que, aunque sólo sea en el área de la docencia y divulgación de cultura en el pueblo, tenga un palmarés igual o mayor?.
¿Por qué entonces, me pregunto, habiendo sido Don Pedro Castillo un hombre de tal valía y ayuda para El Paso, no se lo menciona en relación con la danza en cuestión, sino que a ésta se la llama solamente “Danza de Manuel González”?
Continuar con esta práctica conlleva a dos errores:
1. Poner a Don Manuel González a ganar indulgencias con escapulario ajeno, cosa que dudo que le gustaría, pues, al margen de este asunto, lo recuerdo como un hombre afable y de bien que varias veces me curó de empacho; y,
2. Privar a Don Pedro Castillo del justo reconocimiento por su aporte.
Por favor, al César lo que es del César.
Sé que en los tiempos del franquismo la tribu de caciques de turno en El Paso —entonces cada pueblo solía contar con la suya— tuvo interés en opacar la importancia y relevancia de Don Pedro Castillo, y en escatimarle sus más que merecidos reconocimientos. Nunca he sabido por qué, pues no he encontrado motivo alguno que justifique tal injusticia, como no fueran celos, tal vez mezquinos intereses políticos (aunque Don Pedro Castillo, que yo sepa, no incursionó en política), o, y más probablemente, porque él no tuvo hacia esos caciques el servilismo, sumisión y pleitesía que ellos esperaban.
Sin embargo, los integrantes de esa tribu murieron todos hace muchos años y eso, al igual que el franquismo, quedó atrás, o quiero suponer que así ha sido. Entonces, ¿qué motivo existe aún para que los actuales responsables de rescatar la historia, costumbres y perfiles de los personajes destacados de nuestro pueblo de El Paso —labor que, según pude constatar, han hecho y siguen haciendo muy bien los integrantes del Comité de Cultura del Ayuntamiento, con Andrés Carmona actualmente a la cabeza— continúen sin darle a Don Pedro Castillo el crédito, puesto y reconocimiento que en justicia merece?.
Si alguien sabe la respuesta, por favor, que me la diga.
***
Ésta es la foto, cortesía de Alicia Padrón Ramos, en la que aparecen los integrantes de la primera presentación de la para mí injustamente llamada hoy “Danza de Manuel González”, que tuvo lugar en 1945. Dada la época en que fue tomada la foto, no cabe esperar buena calidad.
Si alguien tiene dudas sobre lo que acerca de Don Pedro Castillo y la danza de marras he dicho aquí, que pregunte a alguna de las personas que aún viven de las mencionadas en la lista que sigue.
De arriba hacia abajo, y de izquierda a derecha.
Primera fila (7):
1. Roberto Padrón Sosa
2. Erundino González García (fallecido)
3. Miguel Ángel Fernández Lorenzo (fallecido)
4. Raúl González García (fallecido)
5. Manuel (Melo) Pérez González (fallecido)
6. Miguel Taño Acosta (fallecido)
7. Felipe Pino Díaz.
Segunda fila (9):
1. Armando Rocha González
2. Olga Mederos González
3. Carmen Nola Cáceres Castro
4. Teresa López Pérez
5. Luisa Padrón Díaz
6. Elia María Mederos González
7. Edita Hernández Gómez
8. Alicia Padrón Ramos
9. Ángel Guerra González (fallecido).
Tercera fila (5):
1. Ramón Hernández García
2. Teresa Taño Acosta
3. Zenaida Afonso González (fallecida)
4. Zoraida Padrón Ramos
5. Aníbal Hernández Gómez (fallecido).
Músicos: Armando Rocha González, Aníbal Hernández Gómez, y Ramón Hernández García.
Solistas: Teresa Taño Acosta, Zeneida Afonso González, y Zoraida Padrón Ramos. El resto fungían como coro.
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