Morir de gusto. Expresiones como ésta revelan la vinculación que en el lenguaje popular se establece entre la muerte y situaciones de extremo placer. Los franceses llaman al orgasmo 'la petite mort', la pequeña muerte, metáfora a la que también recurre Octavio Paz en su libro 'La Llama Doble'. Sexo y muerte han obsesionado a cineastas como Woody Allen, quien tras años de tumbarse en un diván no puede sustraerse a esta dicotomía psicoanalítica. Fue Freud quien enfatizó el vínculo entre sexo y muerte en su obra 'Eros y Thanatos', hipotetizando sobre una doble naturaleza humana que surgiría de dos instintos: Eros y Thanatos. Eros, el de la vida, la sexualidad y el amor y Thanatos, el de la muerte y agresión.
Lenguaje popular, metáforas poéticas o tópicos psicoanalíticos, pero ¿existe alguna relación entre formas de placer máximo y riesgo de muerte? Leyendas urbanas relatan la muerte de célebres personajes públicos en brazos y lugares políticamente incorrectos; pero cabe preguntarse si existen evidencias sobre muerte sirviendo a la causa del placer llevada a la máxima intensidad que imaginar quepa.
En un célebre estudio realizado sobre 5.559 muertes súbitas entre japoneses, únicamente 34 tuvieron lugar en relación con el coito. De ellas, 27 eran precedidas de gran consumo de alcohol, comidas copiosas o relaciones extramaritales, factores que habitualmente hacen que aumenten las necesidades energéticas. No se precipiten concluyendo que el sexo consagrado matrimonialmente es cardioprotector; el estudio ponía en evidencia que es el exceso de actividad y no el placer sexual lo que pone en riesgo vital a quien ya de por sí está delicado. De hecho, se ha demostrado que el requerimiento energético de un coito es bajo, en concreto de entre 3,7 METS en la fase preorgásmica y 5 METS en el orgasmo. Los METS, equivalentes metabólicos, son unidades de medida del consumo energético utilizadas en medicina. Para que nos hagamos una idea, 1 MET viene a ser el consumo energético de una persona sentada y en reposo. Se calcula que los gastos energéticos tras la actividad sexual no superan los necesarios para andar 1 Km en 15 minutos (similar al gasto energético durante la fase preorgásmica) y subir después a un segundo piso por la escalera en 10 segundos (fase orgásmica). Pues no, no se muere de gusto, así de claro y así de sencilla es la respuesta atendiendo a la evidencia científica al respecto.
¿Conoces anécdotas sobre riesgos por intensos grados de placer sexual? ¿Has tenido alguna experiencia personal al respecto? ¿Conoces de primera mano alguna situación de riesgo vital por experimentar placer sexual?
No hay comentarios:
Publicar un comentario