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Biomimética
Casi todos los organismos están perfectamente adaptados al ambiente en el que viven, algunos lo hacen tan bien que incluso los científicos los estudian con la intención de duplicar sus diseños naturales en productos y tecnologías para humanos. Este proceso –conocido como biomimética, biomimetismo o biónica– es el punto donde la naturaleza y la ingeniería convergen.
El velcro es tal vez el mejor ejemplo de la biomimética. En 1984 el científico suizo, George de Mestral, removió una semilla espinosa del pelo de su perro y la estudió bajo el microscopio. Impresionado por la adhesión de los ganchos de las semillas espinosas, copió el diseñó e ingenió un cierre de dos piezas. Una de las piezas tiene unas púas rígidas semejantes a las de la cubierta seminal espinosa, mientras que la otra pieza tiene suaves anillos que permiten que las púas se adhieran. De Mestral nombró a su invento Velcro: una combinación de las palabras “velour” y “crochet”.
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