jueves, 27 de noviembre de 2008

Un 'día sin compras' en tiempos de crisis

Por ALMUDENA MARTÍN (SOITU.ES)
Actualizado 26-11-2008 23:30 CET

Como cada 28 de noviembre desde hace 15 años, este semana se celebra el 'Día internacional sin compras', una fecha simbólica que promueve algo así como una 'huelga del consumidor' para llamar la atención sobre los excesos de la sociedad de consumo.

Ecologistas en Acción

Para Isidro Jiménez, portavoz de una de las organizaciones promotoras del 'Día sin compras' en España, Ecologistas en Acción, "nuestro sistema de consumo es insostenible social y ambientalmente porque la economía clásica no ha tenido en cuenta los límites naturales y sociales". Según recalca, "lo importante no es dejar de comprar un día, sino aprender a consumir de forma responsable los 364 días restantes".


Paradójicamente, una de las mayores preocupaciones en tiempos de crisis es la reducción del nivel de consumo, lo que se asegura que representa la caída de la ficha que termine de empujar el resto del dominó económico. ¿En la sociedad del consumismo nuestro bienestar depende de no dejar de consumir? Preguntamos a economistas con visiones muy diferentes sobre el 'día sin compras' en tiempos de crisis.


"Un mes sin compra nos llevaría a la gran depresión", clama José Carlos Díez, economista de la empresa financiera 'Intermoney', que considera que el consumo es el pilar de la economía y que no debemos cambiar nuestro patrón de consumo si no estamos endeudados. "Cada persona tiene que tener un comportamiento lo más racional posible dependiendo de su capacidad de gasto, pero si quieres hacer un favor a tu prójimo y a la sociedad no entres en recesión, ten un comportamiento normal para que las empresa no cierren y no se destruya empleo", afirma. "Si no compramos, corremos el riesgo de pasar de un mundo de exceso de consumo y endeudamiento a otro donde haya exceso de ahorro y se hunda el consumo (como ocurre en Japón). Ambas situaciones estancan la economía, por eso hay que intentar buscar un término medio".


Según Díez, la encuesta financiera del Banco de España refleja que dos tercios de las familias españolas ya han pagado su primera vivienda. "Mi madre se alarma cuando en la televisión anuncian la subida del Euribor, y yo la digo ¿pero porqué te preocupas si no tienes hipoteca?". Para este economista, "lo relevante es lo que hace cada familia a nivel individual" y ve lógico que los hogares endeudados tengan que modificar su patrón de consumo, "pero si no tienes problemas económicos, ¿para qué lo vas a cambiar?", pregunta Díez.


'El día sin compras" surgió en 1992, cuando Ted Dave, un trabajador canadiense del mundo de la publicidad se reveló ante la idea del incesante bombardeo del sobreconsumo con el lema: "Lo bastante es suficiente". Desde entonces, cada año son muchos los países que se suman a esta iniciativa. Activistas de Alemania, Holanda, Inglaterra, Irlanda del Norte, Australia, Nueva Zelanda, EE UU, Canadá, Bélgica, Eslovenia, Polonia, Finlandia, Noruega y España realizan diferentes actividades que proponen a los ciudadanos un consumo alternativo.



Caiga quien caiga



"Me parece un poco absurdo presionar a la gente para que compre e intente salvar el sistema. Los problemas vienen precisamente por el desarrollo del consumismo", advierte el economista Jose Manuel Naredo, que no comparte en absoluto las ideas del primer experto. "Los problemas vienen precisamente por el desarrollo del consumismo, el sistema se cae por la propia coyuntura económica y no tiene sentido intentar sostenerlo, caiga quien caiga", comenta el economista. "Estaba cantado que íbamos a entrar en un ciclo a la baja por estrangulamiento financiero, donde las familias están endeudadas, el consumo se resiente y empresas o comercios pequeños se ven obligados a cerrar", explica Naredo, quien insiste: "La crisis económica no se va a resolver por hacer propaganda para que la gente compre más cosas. Es una tontería pensar que individualmente se puede evitar".


"Los problemas vienen precisamente por el desarrollo del consumismo, el sistema se cae por la propia coyuntura económica y no tiene sentido intentar sostenerlo, caiga quien caiga"


Naredo, que obtuvo el Premio Nacional de Medio Ambiente 2000, señala un aspecto importante que viene ligado al consumismo, y es la obsolescendia prematura, lo rápido que nos deshacemos de las cosas, que siendo aún útiles, preferimos sustituir por algo más moderno. Consumir más exige extraer más recursos naturales y producir más residuos, convirtiendo a veces a los países pobres en auténticos vertederos electrónicos. "El 99% de lo que consumimos se convierte en basura a los seis meses ya que los bienes de consumo tienen una obsolescencia planificada", recordaba la investigadora estadounidense Annie Leornard en su documental "La historia de las cosas".


Para Pablo Campos-Palacín, experto en Economía Ambiental de CSIC, "hay que comprar, pero comprar mejor" y esto significa que hay que adquirir lo que uno realmente necesita, pero no sólo ahora, sino siempre. "La sociedad industrial está basada en una producción en serie, en el consumo en masa, en trabajar mucho para poder financiar muchas cosas. Si la gente dejara de consumir bienes que no necesita, causaría un gran perjuicio en algunos sectores, como la moda. Habría menos empresas, menos actividad, pero tendríamos los productos que necesitamos". Para Campos, lo mejor sería que la gente cambiara sus valores y pensara en sí misma y no en emular a los demás, "algo que requiere una gran complejidad cuando vivimos en sociedad". Con todo, este experto reconoce ser pesimista cuando piensa que "el ser humano es consumista por naturaleza".


La filosofía de la que habla Campos podría relacionarse con el 'downshifting', un movimiento que surgió a finales de los 80 en Estados Unidos paralelo a una época de decrecimiento económico, y que sugería cambiar nuestros valores hacia un ritmo de vida menos esclavo del dinero. En una sociedad en la que se fomenta un consumo ilimitado, la importancia social se mide por la capacidad de consumo: "Tanto tienes, tanto vales". La solución que proponía el 'downshifting' era trabajar menos y dedicar más tiempo al bienestar.


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